Sky                                    

Esta semana se está yendo muy rápido. Sentí que solo pestañeé el lunes, y ya hoy es jueves. La conversación con Alex me había hecho plantearme muchas cosas y, por mi propio bien, me estoy esforzando al máximo por ser más abierta con los demás. He comenzado a hablar de nuevo con alguno de mis antiguos amigos, los cuales no están en mi escuela. También estaba siendo más amable con los nuevos, y con mi madre… bueno, eso ya es algo más complejo; pero ahí voy, tratando de ser más cercana a ella, aunque aún no me decido a que tengamos esa charla madre—hija que sé que necesitamos. Todo no puede hacerse a la vez, ¿cierto?

Pero al parecer, no soy la única con un cambio de actitud. El chicle está mucho más amble con nosotros, lo cual no solo me sorprende, sino que me asusta. Ah, y ha cogido la maldita costumbre de sentarse a mi lado durante el almuerzo y caminar junto a mí en los pasillos, como si fuéramos mejores amigas. ¡Es simplemente espeluznante!

Aún recuerdo que el lunes fue ella quien me trajo la bandeja del almuerzo y lo primero que vino a mi mente fue un letrero con la palabra VENENO, así en mayúsculas. Mi salvación fue que aún conservo mi costumbre de traerme algo de casa para almorzar. Jajaja. Le hubieran visto la cara cuando saqué mi propia comida de mi mochila y luego su voz melodramática al decir que tal parecía que no confiaba en ella. Tuve que hacer uso de todo mi autocontrol para no reírme en su cara y decirle que lógicamente no confío.

En fin, que aún me estoy debatiendo entre creerme o no su cambio y de más está decir que Alex tampoco se lo cree, pero hemos decidido darle el beneficio de la duda. El único que se traga su cuento es Freddy, el pobre. Pero es normal, todos sabemos que ha tenido un flechazo con Vanessa desde… hace mucho; creo que desde el preescolar.

Suena el timbre anunciando la hora del almuerzo y Érika me está esperando para ir juntas a...