En una casa muy animada,
Un ratón travieso sin medida,
Decidió roer un cable sin temida,
Y la situación se complicó apresurada.

El ratón con su diente afilado,
Se acercó al cable tan conectado,
Y con gran descaro comenzó su labor,
Pero la electricidad le dio su dolor.

El ratón dio un salto alucinante,
Y salió volando como un cometa brillante,
Con el pelaje erizado y el susto en sus ojos,
Se juró a sí mismo no volver a ser travieso.

El cable quedó con un agujero,
Y la casa sin luz, un gran desespero,
El dueño enojado reclamaba sin mesura,
Y el ratón se escondió con gran malura.

“¡Maldito ratón!”, gritaba el dueño,
Mientras el ratoncito temblaba como un pequeño,
Pensando en cómo arreglaría su gran desastre,
Y prometiéndose no volver a ser tan desastre.

En el rincón de la casa se escondió,
Con la cola entre las patas y el miedo de un roedor,
Pero luego recordó que era un ratón astuto,
Y con un plan en mente salió resuelto en su disputa.

Siguió en su camino con gran cuidado,
Y encontró un enchufe abandonado,
Con hipérbaton y esfuerzo colosal,
Logró conectarlo y arreglar el mal.

La luz volvió a la casa con gran alivio,
Y el ratón fue visto como un genio,
El dueño al ver el enchufe reparado,
Agradeció al ratón, antes tan odiado.

El ratón sonrió con gran satisfacción,
Y en su cabeza nació una gran lección,
"Ser travieso no siempre es lo mejor,
Y con astucia se puede arreglar el gran error."

Así que el ratón volvió a sus travesuras,
Pero con mucha más precaución y cordura,
Y nunca más quiso roer un cable,
Aprendió que la electricidad no es un juego amable.

Y así termina la historia del ratón travieso,
Que aprendió de sus errores con gran aprecio,
Y ahora vive feliz en su casa acogedora,
Sin causar más problemas con su gran ambición juguetona.

libélula 🦋
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