Hablar en el vacío incomprendido
La existencia es complicada, como vivir sin vida. La voz y las letras comandan la existencia del ser en una humanidad llena de confusión, llena de confusos que se dejan llevar por el habla y ya no sienten. Clemencia a mi discurso, porque aún no me entiendo. Estuve hablando en el vacío mucho tiempo; ahora me comprenden, empatizo con la vida y, aun así, no los entiendo. ¿El lenguaje los ha cambiado, o su existencia está confundida? Porque tratan a los demás como animales, si en este mundo todos nacimos sin habla.
He sido animal y también he sido humano del lenguaje, enfurecido ante la comprensión de la vida. ¿Qué será vivir? Jamás busqué, por eso jamás llegué. Atendí mis sentimientos y creí entender a los demás, pero me confundieron con su habla. Aunque creí haber visto sus sentimientos, y no dudo de haberlo hecho, los ojos dicen tanto que el lenguaje no puede definir. Los ojos son la clave de la existencia: ellos solo ven, no hablan.
Me gustaría dejar de hablar, aunque es muy tarde. Reflexiono y escribo gracias al lenguaje; es la única bondad que encuentro en él. Muchos lo utilizan para el bien, pero también para el mal. Qué triste, ojalá todos entendiesen que el lenguaje y el habla son de doble filo: pueden matarte con una letra o alegrarte con un millón de palabras. Nunca sabrás qué tan vacías podrían ser.
En este mundo tan ruidoso, no me queda más que existir, hablando y combatiendo con qué tan auténtico podría ser, porque nadie me cree, ya nadie confía. Lenguaje, nos dejaste sin existencia. Debo reafirmar mi ser y autenticidad para que nadie me crea y yo sea el único consciente. ¿Cuántos más hay como yo que callan para no existir en este vacío llamado humano, en esta humanidad llamada mundo, en esta galaxia llamada universo?
Estamos tan lejanos los unos de los otros, o estamos tan cerca con la simpleza de usar, por última vez, el habla para decirnos, sin definir, que la vida no existe: "Yo te creo. Existimos y sentimos en un mundo confundido que aún no ve una salida." Quizás jamás la vea porque seguiremos hablando. Sin embargo, aunque no se pueda salvar, se puede aliviar la carga.
El que reflexiona sobre su existencia debería confundirse y, así, llegar a la lucidez de que la vida es vida solo porque el lenguaje lo decidió. Pero la vida es más que vida: "la vida no es existencia, no es vida; la vida es indefinida, llena de sentimientos que no debemos comprender, a menos que ya no quieras existir dentro de la humanidad."
Existimos en cuanto nos ven; somos ciegos. Yo también lo fui, y no hay una frase que pueda sacarte de eso. Existimos a través de la mirada, esa que nos comprende, nuestra propia mirada. Cuando vemos a los demás, vemos un reflejo de nuestro vacío indefinido, una parte de la existencia incomprendida, una parte de lo que no logramos ver en nosotros. ¿Y si simplemente existimos?
Dejar de cuestionarnos no es dejar de existir, sino dejar que lo indefinible quede ahí, para no sumar incomprensión a nuestra reflexión. Vivamos viviendo, aunque no sepamos hacerlo, para sentir de nuevo y olvidarnos del lenguaje. Un punto en lo que llamamos "vida" que la separa del vacío existencial de nuestras propias palabras, que la separa de la definición de nuestro ser. Para comprendernos, debemos dejar de definirnos y comenzar a comprendernos, sin palabras, sabiendo que sentimos y dándole un mensaje a la vida: "Si existo, puedo vivir sin existir." Porque existir es la definición humana más destructiva. El motivo de existencia es una carga pesada; tantos pensadores dieron pie a la incomprensión de la comprensión existencial de la vida.
Saber que existimos nos lastima, porque si no creemos en el lenguaje, ¿en qué más podría creer quien busca una respuesta a través de él? Deberíamos creer en nosotros por primera vez, tener clemencia por ser incomprendidos por nosotros mismos. El habla no nos dará soluciones; las palabras no nos darán comprensión. Lo que conecta y empatiza es lo más cercano a nuestros propios sentimientos. Sin embargo, son las palabras las que peor hablan. Esto no es una referencia al humano, son acciones, algo definido por el lenguaje, que es más fuerte que el mismo.
Accionar es como mirar: palabras en las que, siquiera, tienes que recurrir al lenguaje. Puedo ver, puedo abrazar, y no necesito decir nada. Tengamos clemencia de la vida y apartemos la existencia. Abracemos la vida y miremos la existencia. Nunca existimos para vivir; vivimos para existir cuando nos miramos. Si jamás nos vimos, no vivimos, pero sí existimos, y ese es nuestro peor error
© steven_p.
He sido animal y también he sido humano del lenguaje, enfurecido ante la comprensión de la vida. ¿Qué será vivir? Jamás busqué, por eso jamás llegué. Atendí mis sentimientos y creí entender a los demás, pero me confundieron con su habla. Aunque creí haber visto sus sentimientos, y no dudo de haberlo hecho, los ojos dicen tanto que el lenguaje no puede definir. Los ojos son la clave de la existencia: ellos solo ven, no hablan.
Me gustaría dejar de hablar, aunque es muy tarde. Reflexiono y escribo gracias al lenguaje; es la única bondad que encuentro en él. Muchos lo utilizan para el bien, pero también para el mal. Qué triste, ojalá todos entendiesen que el lenguaje y el habla son de doble filo: pueden matarte con una letra o alegrarte con un millón de palabras. Nunca sabrás qué tan vacías podrían ser.
En este mundo tan ruidoso, no me queda más que existir, hablando y combatiendo con qué tan auténtico podría ser, porque nadie me cree, ya nadie confía. Lenguaje, nos dejaste sin existencia. Debo reafirmar mi ser y autenticidad para que nadie me crea y yo sea el único consciente. ¿Cuántos más hay como yo que callan para no existir en este vacío llamado humano, en esta humanidad llamada mundo, en esta galaxia llamada universo?
Estamos tan lejanos los unos de los otros, o estamos tan cerca con la simpleza de usar, por última vez, el habla para decirnos, sin definir, que la vida no existe: "Yo te creo. Existimos y sentimos en un mundo confundido que aún no ve una salida." Quizás jamás la vea porque seguiremos hablando. Sin embargo, aunque no se pueda salvar, se puede aliviar la carga.
El que reflexiona sobre su existencia debería confundirse y, así, llegar a la lucidez de que la vida es vida solo porque el lenguaje lo decidió. Pero la vida es más que vida: "la vida no es existencia, no es vida; la vida es indefinida, llena de sentimientos que no debemos comprender, a menos que ya no quieras existir dentro de la humanidad."
Existimos en cuanto nos ven; somos ciegos. Yo también lo fui, y no hay una frase que pueda sacarte de eso. Existimos a través de la mirada, esa que nos comprende, nuestra propia mirada. Cuando vemos a los demás, vemos un reflejo de nuestro vacío indefinido, una parte de la existencia incomprendida, una parte de lo que no logramos ver en nosotros. ¿Y si simplemente existimos?
Dejar de cuestionarnos no es dejar de existir, sino dejar que lo indefinible quede ahí, para no sumar incomprensión a nuestra reflexión. Vivamos viviendo, aunque no sepamos hacerlo, para sentir de nuevo y olvidarnos del lenguaje. Un punto en lo que llamamos "vida" que la separa del vacío existencial de nuestras propias palabras, que la separa de la definición de nuestro ser. Para comprendernos, debemos dejar de definirnos y comenzar a comprendernos, sin palabras, sabiendo que sentimos y dándole un mensaje a la vida: "Si existo, puedo vivir sin existir." Porque existir es la definición humana más destructiva. El motivo de existencia es una carga pesada; tantos pensadores dieron pie a la incomprensión de la comprensión existencial de la vida.
Saber que existimos nos lastima, porque si no creemos en el lenguaje, ¿en qué más podría creer quien busca una respuesta a través de él? Deberíamos creer en nosotros por primera vez, tener clemencia por ser incomprendidos por nosotros mismos. El habla no nos dará soluciones; las palabras no nos darán comprensión. Lo que conecta y empatiza es lo más cercano a nuestros propios sentimientos. Sin embargo, son las palabras las que peor hablan. Esto no es una referencia al humano, son acciones, algo definido por el lenguaje, que es más fuerte que el mismo.
Accionar es como mirar: palabras en las que, siquiera, tienes que recurrir al lenguaje. Puedo ver, puedo abrazar, y no necesito decir nada. Tengamos clemencia de la vida y apartemos la existencia. Abracemos la vida y miremos la existencia. Nunca existimos para vivir; vivimos para existir cuando nos miramos. Si jamás nos vimos, no vivimos, pero sí existimos, y ese es nuestro peor error
© steven_p.