La última promesa - Capitulo 8
Todos se quedaron en silencio después de escuchar el relato de Saraia. Se podía escuchar el cantar de los pájaros, las ramas de los árboles, el murmullo de dos personas hablando y el ruido de las ventanas por las ráfagas de viento. La Hechicera Austral se sentó y se le cayeron algunas lágrimas en el rostro, las cuales se limpió con un pañuelo arábigo.
- Lo siento, Saraia, por tu amiga – dijo Melody y la abrazó a su maestra. Julián se acercó y le dio un abrazo para consolarla. Valen y la madre de Melody fueron las últimas en unirse.
- Gracias a todos, pero no es tiempo para consolaciones. Tenemos que deshacernos de este medallón y, lamentablemente, la única manera es la que les mencione – el silencio volvió a reinar en el cuarto, todos procesando las palabras de la vieja.
- Ufffff… Si no queda otra, tendremos que hacerlo de esa manera – resopló Melody. Juli, Valen y Susana miraban y escuchaban ya que no tenían ni idea de cómo lidiar con un objeto mágico. Todo lo que sabían de la magia y los seres mágicos era por las series de televisión o películas que habían visto. Las expertas en ese asunto eran Melody, que se había iniciado hace unos años en las artes mágicas, y Saraia.
- Nosotros seguimos las instrucciones que nos den porque, para ser sinceros, estamos re perdidos – admitió Juli y Valen afirmó con la cabeza. Melody se rio y a Saraia se le dibujó una sonrisa en el rostro por unos segundos.
- Bueno, por suerte, tengo un cuaderno en el cual anotó todos los hechizos “prohibidos”, entre ellos, el hechizo de portal a la Tierra de los Corrompidos y los Corruptos. Yo iré y eso no está abierto a discusión – dijo tajante Saraia. Sonaba determinada y no había un dejo de miedo en su voz. “No me imagino lo que era el Ángel Oscuro que le daba miedo a esta vieja. No estaríamos vivos ahora” pensó Juli.
- No me vas a dejar ir ¿no? – le preguntó Melody y Saraia se colocó frente a ella y la miró fijo.
- Melody, vos tienes una vida por delante. Viajes, fiestas, reuniones, lo que sea. Yo ya estoy en una edad avanzada y, encima, se lo debo a mi amiga, a una de las pocas que tuve – Melody la volvió a abrazar y asintió con la cabeza en señal de entendimiento.
- Bien, ¿Cuál es el plan entonces? – preguntó Juli que parecía impaciente por deshacerse del maldito objeto. La sola presencia de ese medallón lo incomodaba.
- Iremos a un lugar lo suficientemente remoto y sin señal para que les sea difícil encontrarnos. Preferentemente, en el medio de un cerro y a buena altura. Espero que nadie tenga miedo a las alturas, sino es el momento ideal para superarlo. Nos teletransportaremos para llegar de forma más rápida. Ustedes ayudarán con todos los preparativos. Melody y yo los protegeremos....
- Lo siento, Saraia, por tu amiga – dijo Melody y la abrazó a su maestra. Julián se acercó y le dio un abrazo para consolarla. Valen y la madre de Melody fueron las últimas en unirse.
- Gracias a todos, pero no es tiempo para consolaciones. Tenemos que deshacernos de este medallón y, lamentablemente, la única manera es la que les mencione – el silencio volvió a reinar en el cuarto, todos procesando las palabras de la vieja.
- Ufffff… Si no queda otra, tendremos que hacerlo de esa manera – resopló Melody. Juli, Valen y Susana miraban y escuchaban ya que no tenían ni idea de cómo lidiar con un objeto mágico. Todo lo que sabían de la magia y los seres mágicos era por las series de televisión o películas que habían visto. Las expertas en ese asunto eran Melody, que se había iniciado hace unos años en las artes mágicas, y Saraia.
- Nosotros seguimos las instrucciones que nos den porque, para ser sinceros, estamos re perdidos – admitió Juli y Valen afirmó con la cabeza. Melody se rio y a Saraia se le dibujó una sonrisa en el rostro por unos segundos.
- Bueno, por suerte, tengo un cuaderno en el cual anotó todos los hechizos “prohibidos”, entre ellos, el hechizo de portal a la Tierra de los Corrompidos y los Corruptos. Yo iré y eso no está abierto a discusión – dijo tajante Saraia. Sonaba determinada y no había un dejo de miedo en su voz. “No me imagino lo que era el Ángel Oscuro que le daba miedo a esta vieja. No estaríamos vivos ahora” pensó Juli.
- No me vas a dejar ir ¿no? – le preguntó Melody y Saraia se colocó frente a ella y la miró fijo.
- Melody, vos tienes una vida por delante. Viajes, fiestas, reuniones, lo que sea. Yo ya estoy en una edad avanzada y, encima, se lo debo a mi amiga, a una de las pocas que tuve – Melody la volvió a abrazar y asintió con la cabeza en señal de entendimiento.
- Bien, ¿Cuál es el plan entonces? – preguntó Juli que parecía impaciente por deshacerse del maldito objeto. La sola presencia de ese medallón lo incomodaba.
- Iremos a un lugar lo suficientemente remoto y sin señal para que les sea difícil encontrarnos. Preferentemente, en el medio de un cerro y a buena altura. Espero que nadie tenga miedo a las alturas, sino es el momento ideal para superarlo. Nos teletransportaremos para llegar de forma más rápida. Ustedes ayudarán con todos los preparativos. Melody y yo los protegeremos....