¿Cómo querer a un desconocido?
Como querer a un desconocido.
Sin duda alguna ley básica de la humanidad, de ese cacho de gran porcentaje donde queremos, extrañamos y más.
Yo lo ví, lo ví caminando de esa manera tan relajada que lo acompaña cada mañana, sonreía mientras hablaba, y el sol le pegaba en la mirada, charlaba con sus amigos, con esa forma tan extrovertida de ser, su semblante divertido y sus expresiones rebuscadas, carcajeaba junto a su mejor amigo.
Paseaba alegre por los corredizos y patios, cualquiera que lo mirará se daría cuenta de su humor divertido y sabría decir que la estaba pasando genial. También lo vi cuando bajaba por las escaleras, bajaba algo apresurado y con paso corto a la vez, tal vez con cuidado de no caer, mirando al suelo y bajando con la mano en el barandal hasta llegar al final de estas donde doblo a la derecha con paso firme y confiado mientras se perdía de mi ambigua mirada.
Lo escuché también, lo escucho cada que habla y cada que ríe, lo escuché ahí, esperando su turno mientras hacía bromas a la chica que tenía enfrente, ella reía coqueta y él le aconpañaba mirándola, él se escuchaba tan entusiasmado por sus nuevos logros, le presumía su activo día y...
Sin duda alguna ley básica de la humanidad, de ese cacho de gran porcentaje donde queremos, extrañamos y más.
Yo lo ví, lo ví caminando de esa manera tan relajada que lo acompaña cada mañana, sonreía mientras hablaba, y el sol le pegaba en la mirada, charlaba con sus amigos, con esa forma tan extrovertida de ser, su semblante divertido y sus expresiones rebuscadas, carcajeaba junto a su mejor amigo.
Paseaba alegre por los corredizos y patios, cualquiera que lo mirará se daría cuenta de su humor divertido y sabría decir que la estaba pasando genial. También lo vi cuando bajaba por las escaleras, bajaba algo apresurado y con paso corto a la vez, tal vez con cuidado de no caer, mirando al suelo y bajando con la mano en el barandal hasta llegar al final de estas donde doblo a la derecha con paso firme y confiado mientras se perdía de mi ambigua mirada.
Lo escuché también, lo escucho cada que habla y cada que ríe, lo escuché ahí, esperando su turno mientras hacía bromas a la chica que tenía enfrente, ella reía coqueta y él le aconpañaba mirándola, él se escuchaba tan entusiasmado por sus nuevos logros, le presumía su activo día y...