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El Viaje de Dana
(Nota: Esto es un corto relato surrealista, poco apto para todos los gustos)

Lüga:
Dicen sauces que para empezar a escribir solo hacen falta palabras,
palabras que se encadenan como cuerdas
y que siempre forman un nudo;

nudo es el infinito,
una trenza eterna con un sol en el centro,
sobre el mar:
Una serpiente que devorará toda la realidad,
que engulle todo el tiempo en sí mismo
pues existe más allá de la física existencia.

Más allá del tiempo hay un verde serpiente
a la que no le da la luz,
una verde serpiente que devora su cola;
si acaso es que el ser puede cambiar
el tiempo es cambio
y el cambio no es nada más que transmutación:
El tiempo es transmutación y por tanto no existe,
es solo un orden que moldea la realidad
sea aparente o veráz,
caótico de casualidad,
o arreglado,
se puede decir que el tiempo no tiene existencia en sí:
El tiempo es transmutación y por tanto no existe
y todos los instantes son eternos pues su estado antes de ser transmutado existía por encima de cualquier definición de tiempo.

Todo lo que acabo de escribir ya ha existido,
y no valoro de alto grado de oropel opinar sobre si esta letras son ilusión o verdad;
serán,
letras igual,
y tampoco importa si las escribe otro o las escribo yo,
son letras delante mía y yo puedo soñar;
por eso,
no puedo borrar nada de lo que he escrito ya,
no puedo corregir el pasado puesto que solo me alejaría de él,
buscando nuevas letras en su lugar,
que no serían arreglo sino otra verdad:
Diferente.

¿Qué es lo que cuentan los fallos?,
ver veremos;
tanto falta de ingenio,
paciencia y creatividad,
un desliz de la mano
fallo de pulso y corazón roto
y todo aquello que más quieras indagar;
tan lejos de lo que quiero transmitir,
tas lejos de la verdad que quiero cantar:
Y que se abra el cielo de todos los colores que conoce.

Y ahora que tengo los brazos libres de estas cuerdas rojas que aquí me atan,
antes que salir corriendo de esta prisión,
prefiero escribir,
escribir sobre mí,
escribir sobre Lüga.

"Me cuenta un engañoso pasado,
que hace tiempo abrí los ojos ante un mundo de luz
un mundo de color,
de sufrimiento y de ilusión,
un mundo de azúcar podrido
donde el pegajoso caremelo todo lo cubría
y plagas de parásitos,
desde el momento del nacimiento
devoraban entera nuestra piel;
era una tierra de caramelo rojo.

Creo recordar que nací sola en medio de un barrizal,
un lugar de ensueño
donde las ranas veían con ojos de ángel a quienes en vez de caramelo,
tenían barro en la piel;
un pantano de azufre y muerte donde poco morí,
tanto sufrí,
y qué bien me lo pasé:

Salí del barro,
a esa pegajosa pradera de flores de plástico,
todas descoloridas por el sol,
de la que nunca salí
y nunca saldré;
empecé a sentir que los insectos devoraban mi piel,
y que dolor que hiel,
con sus pequeños ojos y sus endiabladas risas,
examinando cada rincón de mi ser
por profundo que fuera,
sí que es asiedad:

Los insectos me llamaron Lüga,
siempre supe hablar mejor que ellos y,
aunque tenía aún la garganta llena de salvaje barro,
podría ganar en voz a cualquiera de aquellas quitinosas criaturas.
De vez en cuando me encontraba con algún humano como yo,
caminando perdido entre el azucar que no paraba de hacerse caldo de enfermedad,
y cuando los oía hablar,
por muy fuertes que fueran
por cuanto azúcar que hubieran tragado,
o por tanta proeza de fanfarrón en la que basaron su vida,
mi voz era,
mucho mejor.

Las veces que lograba hablar por encima del aleteo de aquellos bichos,
solo podía oir consuelos para niño,
era increíble,
aquellos pequeños y moletos insectos
me creían un niño,
y nunca me tomaban en serio:
Un día,
tras pasarme esto,
estaba ya tan cansada
que encontré un río..."

De fondo estaba el sol en poniente,
poniéndose por el Norte,
y allí con la cintura en las aguas alguien había esculpido en sombras la más bell estatua de esplandor humano;
me agarró de la mano como una corriente salvaje y todo el azúcar bajo la mar,
del cuerpo me arrancó:
Me despedí de ella,
ya sabía quién era,
por qué llorba,
y qué estaba haciendo aquí;
y con la fuerza de tantos años desperdiciados que el tiempo y el azar me robaron,
los maté,
los maté a todos y estrujé con mis manos todos sus exoesqueletos,
correando enfermedad y ácido entre mis manos,
como fina arena,
construí un palacio,
un palacio donde la luna suena,
muy cerca;
muy;
muy cerca...

Otra vez,
de nuevo,
he vuelto a pensar por tanto tiempo,
con tanta emoción,
que me he olvidado de continuar escribiendo,
y suplico al destino,
cuánto más has de boicotear mi obra.

"Llegaba al río sin recordar quien era,
y no sé qué es lo que allí aconteció el viento,
pero cuando volví en mí tanto había pecado,
oh,
tanto había pecado y,
cómo había podido hacer aquello;
parecía imposible,
atrapada en un sueño
y perdida en Oniria:
¿Seguiré soñando?-"

Navia:
Lo que crees que es sueño es la verdad,
y tu gris mundo es la segura realidad a la que sigues apegado,
Lüga, Lüga,
mentiroso eres y mentiroso serás hipócrita;
sumérgete en el sufrimiento,
y busca tu libertad,
primero en tu interior más profundo,
y luego en los demás.

Lüga:
"-Error y arrepentimientos,
esos lazos rojos qu me rodeaban ahora los veía tan claros como el agua,
el agua del gran río;
algunos rojos y otros azules;"

Jajajajjaaaaaa aaaaa jajaaaaa

"Los corté todos,
todos los corté:
de esa misma prisión en la que yo me había enterrado,
presa del cansancio y de mentiras carnales,
todo lo corté y mi sangre hizo del rojo ya escarlata..."

Y delante mía había un espejo,
y en él me partí el brazo,
y las esquirlas de cristal clavadas en el suelo empezaron a hablar;
muchas cosas decían y mi estómago perforaron,
dejando caer todas las obscenas mentiras que me había tragado,
y allí me dí cuenta:
Lüga no soy yo,
así es como me llama la gente.

"Había de buscar un nombre,
una hambrienta identidad buscando palabras,
palabras que son eternas,
y que con se un vez son para siempre,
palabras"

Mas ya no tiene sentido seguir escribiendo, ¿verdad?
Yo ya no soy Lüga, a ella nunca la encontrarás,
nunca,
nunca más;
ya no tiene sentido seguir escribiendo,
ya no tiene sentido.
Ni ella escribía ni escribía yo,
y quiero saber;
¿quién escribía detrás del telón?,
y aun en su ecenario,
¿tendría otro detrás?

No tiene sentido seguir escribiendo,
porque ya sé cómo me llamo,
y aunque vaya a morir...
a la vida amo,
y puedo decir
que hallaré la libertad.

La silente voz del azúcar,
ahora ha de volver a bailar en el barro.

© León de León