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NO ME DIERON NI PAVO NI PANEYy
*NO ME DIERON PAVO NI PANETÓN*

*Escrito por: Esperanza Renjifo*

Jueves 23 de Diciembre, cinco de la tarde, con la mirada caída en mi teclado y el bolsillo derecho raído voy girando una llave al ritmo de mis pensamientos. Frente a mi pantalla un post it con un rótulo recordatorio y los pagos pendientes de deudas por pagar. Los ruidos de los autos de la tarde se han intensificado un poco más. Me recliné exhausto, pensé en la hermosa mujer que se había cruzado en mi camino rumbo hacia las oficinas, parecía una trabajadora de uno de los restaurantes de la cuadra, aunque no recordaba el logo que traía bordado en su uniforme, a un lado de su prominente pecho. Casi toda la mañana había venido su rostro a mi memoria. siendo un remanso ante tantos catastróficos momentos. Mi novia hacía ya un par de meses se había ido con un tipo ridículo que ni usar bien un cinturón sabía, tal vez con un real en el bolsillo pero que presumía de ser un don Juan. Bueno para nada o tal vez, sólo saber follar bien. Mi hipoteca vencida, con un embargo a puertas en cosa de horas y sin réplicas a reconsiderar. Mi madre exigiendo y exigiendo ayude a mis hermanos. Mi vida una reverenda mierda y ese angelito de mirada tierna revolucionando mis hormonas. Casi dos priapismos seguidos desde que la vi y no tengo idea de como evitarlo, me siento felizmente adolorido, pensando en lo que pudiera haber sucedido si el orden de los acontecimientos hubiere sido otro en la mañana.

Un recuerdo en espasmo acude raudo y se detiene en mí hasta perder mis memorias en el viento de la mañana en horas de piedra. De pronto el placer de mis pensamientos rueda hacia el instante en el que la vi entre segundos mudos que palpitan en auténtico fulgor cayendo en picada hacia mi bolsillo. ¡Bingo! El papelillo estaba en cuatro y cayó al suelo cuando abrí mi billetera, lo levanté automáticamente y pude ver con asombro un número de teléfono en medio de él. Debajo un: "—Llámame—".

Cascada de emociones, tocan mis silencios, galopando corceles en descarga de ensueños que se hacen melodías de pensamientos enjambrados. Y pensar que todo por obra del azar, del destino. Instantes después una llamada que me conectó al azar. Una hora después parado en la boletería de un conocido cine del Mall más cercano como adolescente en su primera cita y con el instinto revolucionado.

La película da inicio y desde el primer momento en medio de palomitas cada uno revive aisladamente sentimientos en los personajes de la película, que reflejan nuestras propias historias. Él un desgastado hombre que trabaja incansablemente para enriquecer a su empleador, alguien que perdió la fe en el amor. Ella una mujer que cree que el amor es solo un liberador de emociones y un paliativo a los problemas. Ambos piensan que el amor no vale la pena nunca. Coinciden en un crucero, se atraen, pero se repelen...

La trama de la peli revive el reflejo de nuestras propias vidas. Y sin darnos cuenta nos redescubrimos en medio de decorados navideños y butacas rojas aterciopeladas... Y cada quien reflexiona íntimamente en lo suyo, permaneciendo inmóviles todo el tiempo arrojándonos hacia nuestro pasado voraz que nos cubre con sus alas parduzcas y membranosas. Dándonos cuenta que los personajes son como nosotros. Y estuvieron probablemente equivocados como nosotros mismos. Observándonos a sí mismos en una gran pantalla gigante, observando la historia de nuestras vidas bajo la luz blanquísima de la pantalla latigueando nuestros ojos hasta lograr desprender alguna que otra lágrima errante, la tarde y la vida empiezan pero nada más existe cuando de pronto el color inunda mis labios. ¿Has venido a mí o te ha traído el azar más despiadado?

Al término de la función ambos buscando un baño, ella el de damas, yo el de caballeros coincidimos en un mismo pasadizo separado por dos puertas, derecha e izquierda. Mientras hacemos una pequeña cola, no puedo dejar de observarla y descubrir que me he hechizado con su mirada. Ingreso rápidamente y al salir compruebo que ella no ha llegado ni a la mitad de la cola. Por lo que decido acercarme a ella. Aunque aún me encuentro adolorido con mi súbito preapismo; mi repentina proximidad a ella la sobresaltó en una corriente eléctrica que la invadió. Y elevó su vista hacia mi, tan cerca que casi podía degustar su aroma a cítricos frescos, ganándome la mirada de una 'pelirroja' y dos más que alcanzaron a escuchar que la invitaba a mi baño, y estiraron el cuello. Casi se salieron de la fila para observarnos con todo descaro introducirnos al baño de hombres.

Le guiñé un ojo y con picardía la guíe de la cintura al interior del baño, desviándonos de los orinarios. Arriba, un foco colgante nos parpadeaba una luz intermitente en medio de una copla que nos envolvía fascinados. Ella ingresó a un apartado y yo me quedé como guardaespalda cuidando que nadie le abriera la puerta. Pero en el reflejo del lustroso piso pude observarla y masticarla deslizando su prenda íntima caer hacia sus rodillas. Esa pequeña escena me mostró una mirada perdida. Perdida entre el pensamiento constante del querer y del deber ser y el no deber hacer. No sé; algo así, y de pronto me vi una vez y otra vez. Entonces eso es como que la ausencia de la mirada procedía de la órbita de unos ojos mirando sin vergüenza, y deseo. Pero dejé de hacer de vigilante al no contenerme de imaginarla y no lo pensé más e ingresé peinando mis cabellos en respuesta perfecta a mi impulso dormido despertando, e iluminándose por la codicia de sus ojos... Me acerqué a ella y me adueñé de su boca. Le acaricié la cabeza y en respuesta perfecta ella muerde mis labios. El codicioso deseo la aparta fascinada, la mastica, la besa, la confunde, la copla y también me ama.

Generaciones enteras murmuran fuera del baño, andan en todos los pasillos del cine como un un disco de vicios que piden que ya cubra su paladar y su garganta. Quiero buscar mi calor y estrangular sus sentimientos. Gimen los últimos rayos del sol que iluminan la Luna, Beso sus pechos y me susurran, atrapándome en su marea de fluidos. Me convierto en un náufrago encantado que se ha ahogado entre sus piernas. Me siento feliz en su lujuria y en esos labios que me acarician y me siento un pulso del universo interior y me entrego a sus deseos una y otra vez.

La manoseó con palabras, beso los sueños en sus piernas. Despacio levantó su falda y termino de deslizar su panti con mis dedos. La observo desde abajo y la hago sentir una diosa deseada y ella hace como si no pasara nada. Se expresa muy bien. Se deleita de una manera muy disimulada; conoce la calma, la coquetería. Es inofensiva, nocturna, tierna, enamorada; pero quién sabe cuando florece de ella tanta malicia y ella tan positiva huele sus dedos después de tocarme gritándome al oído habítame. "—Quiero ser sangre con tu sangre, quiero que tu boca entre a mi corazón. —¿Te agradan las flores? —Por favor desgárrame así caigas entre mis entrañas y así haya un diluvio. Mis manos quieren recordar todo tu cuerpo arder, y quiero ser tu alimento y tu mi comida dulce. Báñame con tu dulzura y desplaza hacia el paladar de las bocas los amores que se sienten entre los pedazos desde este poema".

Me lancé a sus piernas y atravesé universos; arrastrándome por la corriente de su sonrisa vertical que se hace un manantial donde me sumerjo en gemidos y susurros. Y respiro dentro de un alarido turista que aúlla mi destino como un experimento que se desliza en torno de ella en infinitas profundidades de su universo.

En tanto ella estaba escuchándome con la mirada tibia hacia abajo, soltando los hilos de nuestros dedos cerrando nuestra boca lleno de humo blanco en mis oídos, cálidos, adictos, viciosos por aquello de no sentir nada más que esta lluvia de vacíos de lectura de poesías y enseñanzas y conocimiento según el movimiento de los poetas escribiendo de manera directa y en lenguaje más actual pero con el cuidado del tiempo y la necesidad de llenar nuestras partes escribiendo poesía, pues así misma es la la lluvia que germina versos en el cielo abierto, desnudándose en las alas anudadas de las nubes limeñas.

Un ruido de pasos haciendo eco al abrirse la puerta del baño me sobresaltó y ella casi gritó en señal a casi ser descubiertos al interior del pequeño cubil en el que nos encontrábamos. Una luz que parpadea como guiñando el ojo al hombre que ha entrado al sanitario. le grita complicidad y que sea solidario con el amigo. Quizás el tipo se pregunta: quién soy yo para juzgar. Se mira al espejo y un gemido sale como si fuera un respiro de acomodo. Ignora, lava sus manos solo con agua. Ella y yo sonreímos cómplices, desde el interior, en tanto mi miembro pulsa con intención mientras esperamos. La pausa nos excita. Estamos atentos a cualquier sonido o cambio en el aire pesado que nos rodea. En tanto ella mueve sus caderas intentando no matar la inercia del momento. Nos volvemos conscientes del sudor sobre nuestras piernas. Yo sólo atino a cubrirle la boca con mi mano por ruidosa y procedo a cerrar sus labios con los míos.

Tres segundos después una tos fingida los llena de nerviosismo. Agitados por la pasión y la zozobra de ser descubiertos nos detenemos, más nuestra respiración es aún inquieta y efervescente como soda sin refrigeración. Extiendo los brazos para proteger, más que por parar. El baño parpadea con una lámpara traviesa que se prende y se apaga, se tiñe el silencio de angustia. El visitante muestra su interés por la temperatura que se siente elevada en el lugar, localiza el cubículo sospechoso y se acerca. Sus pasos son causa de una sonrisa de nervios que hace que crucemos miradas y de nuevo nos ensartemos en el deseo apabullante. Una mirada nos decía que pase lo que tenga que pasar. La mirada del curioso fue hacia arriba para notar el techo blanco, cuál detective se acerca con sigilo y pretende escuchar más. De pronto con una voz ronca y grave le indico: —"Está ocupado". El vigilante de los baños se retira sin decir palabra. mientras tanto yo me extiendo en medio de los pliegues de los abecedarios teniendo como un lienzo su piel bajo mis brazos y me siento como en medio de la calle y me pregunto por qué mi piel se despega de mis manos salvajes si aún no nace el poema en este extenso mar de edificios que pululan entre gotas dormidas de mis ojos abiertos horadados por la lluvia.

Minutos después salimos tomados de la mano tranquilamente ya casi es 24 de Diciembre y no me dieron pavo ni panetón pero la cena que precedió a la navidad será la más inolvidable pues aunque muchos dirán que es una locura que inició una mañana si es posible encontrarnos a nosotros mismos. Mañana otra vez será otro día de trabajo, y aunque será medio día laboral es casi imposible no sucumbir a la frialdad que enmudece los corazones. Afuera es navidad pero dentro de mi corazón la humedad que reverdece los sueños prevalece como la huella que se extiende exterminando los reflejos frágiles de la oscuridad debajo de su peso y yo pervivo en la fugacidad sin pausa en silente trueno partiendo la tierra que jamás rodeará mi cuerpo.

Ya muy noche un hombre, el mismo de siempre me persigue con un enorme puñal todas las noches cuando duermo. Es un tormento indecible el temor con el que vivo de que algún día me de alcance y yo no despierte más- Y aunque sufro la persecución constante hay una nube de mariposas oscuras, casi negras que revolotean y aparecen en cualquier momento y en cualquier lugar en el que me encuentre, y es capaz de movilizarse con el mismo ritmo de mi carrera no dejándome lugar donde protegerme y librarme de ella; me persigue sin descanso como una sombra delatora proyectada hacia arriba; a veces la siento ya tan cerca de mi que tengo que cubrirme la cabeza y correr agachado, casi pegado al suelo, para evitar el roce de sus alas tamizadas de un polvo negruzco y rancio. Intento incorporarme pero las imágenes, símbolos, persecución siniestra —no hay escapatoria posible al huir de nosotros mismos—,no si el caos de adentro se proyecta siempre hacia afuera; la evasión es un camino hacia ninguna parte..., pero no hay que sufrir ni atormentarse, iniciemos el juego; el ambiente es propicio, aunque solo la magia perdura, el pensamiento mágico, el sortilegio inasible de la palabra. Ya casi es navidad y hoy me desalojan para que viva en medio de la calle con las memorias de mi infancia a carcajadas.

Y aunque la cosa estuvo más que siniestra hoy es navidad y no me dieron mi vale de pavo ni panetón, pero sí me dijeron que mi despido arbitrario procedía a falta de liquidez y quiebra de de la empresa, sin embargo cierro mis ojos y tu piel llamea con el resplandor de un cielo pálido. Sigues aquí en frente de mis manos, tan cerca y tan distante como espejismo que delira en pos de una rosa que o puede encontrarse. Y al abrir mis ojos el mundo se reduce al fulgurar de tu carne, Luego muere la tarde y aunque no me dieron pavo ni panetón allá afuera aún arde mi corazón anhelante.

*Esperanza Renjifo Silva*
*31 /12/21*
*Lima -Perú*
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