Normalmente encuentro el momento de escribir en las noches de insomnio, allí donde el silencio es ensordecedor, donde la luz duerme y me puedo encontrar con con ese ser nocturno y romántico que habita dentro de mi.
Con frecuencia suelo pensar que aquellos que buscamos en los textos una compañía para dichas noches solitarias somos bastantes pero, estoy seguro que ese pensamiento habita en todas las cabezas de nosotros, la minoría absoluta.
Con el ruido de una ciudad dormida y la tenue luz de una estrella seguiré buscando la inspiración, el sueño o la muerte. O dejaré que cualquiera de estas me encuentre primero.


© Perro Verde