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"La Reina de la Oscuridad"
En un rincón olvidado del mundo, donde los árboles se entrelazaban como brazos de sombras, existía un bosque temido por todos: el Bosque de las Sombras. Allí, la leyenda hablaba de una mujer enigmática, conocida como la Reina de la Oscuridad. Vestía siempre de negro, adornada con un tocado de plumas y cadenas que resonaban con cada paso. Sus ojos rojos, brillantes como brasas, eran capaces de ver más allá del velo entre los mundos.

Un día, un joven aventurero llamado Erick decidió desafiar las advertencias del pueblo. Su curiosidad lo llevó a adentrarse en el bosque, impulsado por historias de tesoros ocultos y secretos ancestrales. Con su corazón palpitante y su espada al lado, se adentró en la oscuridad.

Mientras caminaba, una extraña sensación lo envolvió. A su lado, dos cuervos lo seguían: uno posado en su hombro y el otro volando en círculos sobre su cabeza. Erick sintió que eran sus guardianes en ese lugar inquietante. Sin embargo, no podía evitar que un escalofrío recorriera su espalda.

De repente, el aire se volvió denso y una risa suave resonó entre los árboles. La figura de la Reina apareció ante él, emergiendo de las sombras con una gracia aterradora. Su mirada penetrante lo atrapó; había algo hipnótico en ella. “¿Qué buscas en mi dominio, intruso?” preguntó con voz melódica pero firme.

Erick tragó saliva, recordando las historias sobre quienes habían cruzado su camino y nunca regresaron. Sin embargo, su determinación fue más fuerte que su miedo. “Busco el tesoro perdido de Elmont ”, respondió, intentando mantener la compostura.

La Reina sonrió con una mezcla de intrigante diversión y desdén. “El tesoro tiene un precio”, dijo mientras levantaba su mano engalanada con anillos oscuros. “Debes superar tres pruebas que pondrán a prueba tu valor y tu alma”.

Sin tiempo para dudar, Erick aceptó el desafío. La primera prueba lo llevó a un claro donde sombras danzantes intentaban atraparlo. Con astucia y rapidez, logró evadirlas usando la luz que emanaba de su espada.

La segunda prueba fue un laberinto de espejos que reflejaban no solo su imagen sino también sus peores miedos. Al enfrentarse a sus inseguridades y recordar por qué había iniciado esta aventura, logró encontrar la salida.

Finalmente, llegó a la tercera prueba: un abismo insondable custodiado por los dos cuervos. La Reina le dijo que debía confiar en ellos para cruzar el vacío. Con fe ciega, se lanzó al abismo mientras los cuervos volaban a su alrededor, creando corrientes de aire que lo llevaron a salvo al otro lado.

Al completar las pruebas, Erick se encontró nuevamente frente a la Reina. “Has demostrado valor”, dijo ella con admiración genuina en sus ojos rojos. “El tesoro es tuyo”. Pero antes de que pudiera reclamarlo, ella agregó: “Sin embargo, debes elegir: ¿el oro o el conocimiento?”.

Erick pensó en las historias que había escuchado y en lo que realmente buscaba en su corazón. “El conocimiento”, respondió decidido.

La Reina sonrió y le entregó un antiguo libro encuadernado en cuero negro. “Este libro contiene secretos del mundo que pocos conocen”, dijo mientras los cuervos revoloteaban a su alrededor.

Con el libro bajo el brazo y una nueva sabiduría iluminando su mente, Erick dejó atrás al bosque oscuro y a la Reina de la Oscuridad. Nunca olvidaría aquel encuentro ni las lecciones aprendidas en las profundidades del misterio.

Sin embargo, mientras se alejaba, sintió una sombra detrás de él... ¿sería la Reina quien aún lo observaba? La tensión quedó flotando en el aire mientras el bosque volvía a sumergirse en silencio profundo, dejando a Erick con un nuevo destino lleno de secretos por descubrir y sombras acechantes tras él.

Y así nació la leyenda del joven que desafió a la Reina de la Oscuridad y obtuvo no solo conocimiento sino también una conexión eterna con el misterio del bosque… siempre vigilado por dos cuervos oscuros.


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