*RESPONDIENDO LA CARTA DE PAPÁ*
—Mi preciosa hija quiero que las olas del mar traigan a la orilla de mi vida el mayor tesoro de la tierra: a ti... Ya me despido, porque antes o después la muerte vendrá a buscarme... Pero no quiero que te tomes esto como el adiós definitivo, porque esto es como un viaje largo. Allá donde me lleve la muerte, te esperaré. Te esperaré mucho tiempo, pero cuando llegues te estaré esperando con un abrazo y con un beso. En el trayecto iré dejando muescas en el camino para que puedas seguirme, pero déjame un tiempo, no tengas prisa y yo me ocuparé de tenerlo todo preparado para cuando tú llegues. Hasta que nos volvamos a reunir quiero que hagas una cosa:. Que te rías, que bailes, que te ilusiones, que te enamores. Y, ...si es preciso, que me olvides un poquito. No tengas miedo de mi marcha, porque yo seguiré ocupándome de ti. Seguiré dándote toda mi fuerza, todo mi apoyo, todo mi amor. Y no me gustaría marcharme sin que supieras cuánto me alegro que la vida nos juntara, por lo fácil que hiciste las cosas, porque me enseñaste que la felicidad era bastante más sencilla de lo que yo había pensado. Y agradezco a la vida el que me permitiera haberme hecho tu padre, el haberte conocido; porque decirte que te amo es como repetirme exageradamente, pues tantas veces te lo he dicho cada día que hemos vivido. Pero, sobre todo, estoy contento de haber sido partícipe y artífice de tus días de felicidad. Por eso, por muy lejos que me vaya, siempre estaré al otro...