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Ser vivo.
Imaginate que sos uno de los primeros humanos en pisar la tierra. Al principio lo único que tenés son sensaciones como ser; hambre, frío , sueño, experimentas placer y dolor, con el tiempo alegría , rabia y soledad.
¿Imaginás lo desconcertante qué tiene qué ser ? Estás en un sitio que no percibís, ni siquiera entendés el concepto de estar o conocer.
No sabés lo que significa existir, pero existís, y hay algo dentro tuyo que te empuja a seguir existiendo de tal manera que te hagan dudar tus propios pensamientos, esas tales falacias mentales.
Esa voz interior qué proviene de tu cabeza te dice que hagas cosas que aún no podes llevar a cabo. Sin embargo, de forma inconsciente le haces caso y de ahí sale lo "bueno" o "malo" de una acción, qué con el tiempo mejora o no. El accionar juega a tu favor o se contradice, haciéndote enojar más porque seguís sin entender tu cerebro y el peso que conlleva hacerte cargo de tus propias decisiones...
No sabés lo que es la lluvia, pero te moja.
No sabés lo que es el fuego, pero te quema.
No sabes lo que es la muerte ni el tiempo, pero sabés que otros como vos, llegado el momento, se quedan parados y simplemente dejan de pertenecer a tu mundo incierto.
Y en este punto solo hace falta que una neurona haga contacto con otra de una forma totalmente indiferente. Ya sea por instinto o por atrevimiento, para crear en tu mente un circuito totalmente nuevo, diferente, irracional.
Algo tan insólito hasta ahora como una descarada duda, tomando cuerpo en una ansiada pregunta. Y entonces, la materia, la misma materia que nos rodea, se mira a si misma y se plantea su naturaleza; el ser vivo y su supervivencia.
© Azhex