...

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Luz.
Hace unos días he notado que la luz de algunas piezas de la casa de enfrente, permanece encendida.
Trabajo o escribo a veces por las noches y emparejo las cortinas, para que, desde ambos lados no se vea...
No me gusta mirar esa casa vacía, ni con la luz encendida, no quiero voltear a ver, ni de noche, tampoco de día.
No quiero ser testigo ni de sombras o de personas sin vida.

Los vecinos abandonaron esa casa, hace unos 4 años, junto con sus hijas emprendieron hacia una colonia mejor.
Se quedó al cuidado de la casa, un hermano del señor, del cual no me acuerdo de su nombre, hasta hace unos 2 meses también emigró con su esposa e hijo. De ellos, no tengo pista de por donde se fueron.

Los dueños de esa casa a veces vienen, seguramente en una de esas vueltas, han olvidado apagar ciertas luces... Debe ser eso.

No platico con nadie de ellos, más que el saludo, bueno, cruzamos más palabras la vez que les acompañé a una misa de su hija fallecida hace 2 años, nunca supe la razón contundente de su muerte, pero incluso para mi que no llevaba amistad de buen vecino, más que el saludo respetuoso, fue terrible, un verdadero shock enterarme de la partida de su hija.
Ella era muy amable, doctora, muy estudiosa y feliz, de esas cosas que resultan inexplicables.

Así que su recuerdo me viene en mente cada vez que recorro las cortinas al cerrar y aunque de verdad no lo deseo, mi inconsciente ordena a esa casa mirar, cuando en la noche, cuando apago las luces y recorro el pasillo a mi recámara...

No quiero regresar y mirar,
No sé con que me pueda encontrar, quizá no sea miedo, pero hay escalofrío alertando.

Hoy, he vuelto a mirar y nada,
Pero la puerta de mi baño se acaba de azotar y cerrar,
No sé que vaya a pasar, esa luz de las noches no quiero mirar.

© NPoet