"Enemigos por Amor"
Capítulo 1: El Encuentro Prohibido
El sol se estaba poniendo en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y violetas. En el jardín del castillo de Aldoria, la joven dama Isolde disfrutaba de la brisa suave que acariciaba su rostro. Con su cabello castaño rojizo adornado con una corona de flores, su belleza era innegable. Vestía un delicado vestido de color crema, que acentuaba su figura esbelta. Sin embargo, su mente estaba ocupada en pensamientos que la atormentaban.
“Si tan solo pudiera estar con él”, murmuró, mirando hacia el sendero que conducía al bosque. Era un amor prohibido, un secreto que ardía en su corazón.
De repente, una figura apareció entre los árboles. Era el caballero Eirik, un joven de nobleza menor, pero cuyo valor y destreza en el campo de batalla lo habían hecho destacar. Su armadura de metal gris plateado brillaba a la luz del atardecer, y su capa, adornada con ornamentos dorados, ondeaba a su espalda.
—Isolde —dijo Eirik, acercándose con paso firme—. No debí haber venido.
—¿Por qué? —preguntó ella, sus ojos llenos de anhelo—. Cada momento lejos de ti es un tormento.
Eirik se inclinó hacia ella, y en un instante, sus labios se encontraron en un beso apasionado. El mundo a su alrededor desapareció, y solo existían ellos dos. Pero la felicidad fue efímera, interrumpida por el sonido distante de trompetas que anunciaban la llegada de un mensajero.
Capítulo 2: La Tormenta de la Guerra
La paz en Aldoria se desvaneció rápidamente. Una guerra estallaba en el reino vecino, y el rey convocó a todos los caballeros a alistarse. Eirik sabía que debía partir, pero temía dejar a Isolde.
—Prométeme que volverás —le suplicó ella, con la voz temblorosa.
—Lo...
El sol se estaba poniendo en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y violetas. En el jardín del castillo de Aldoria, la joven dama Isolde disfrutaba de la brisa suave que acariciaba su rostro. Con su cabello castaño rojizo adornado con una corona de flores, su belleza era innegable. Vestía un delicado vestido de color crema, que acentuaba su figura esbelta. Sin embargo, su mente estaba ocupada en pensamientos que la atormentaban.
“Si tan solo pudiera estar con él”, murmuró, mirando hacia el sendero que conducía al bosque. Era un amor prohibido, un secreto que ardía en su corazón.
De repente, una figura apareció entre los árboles. Era el caballero Eirik, un joven de nobleza menor, pero cuyo valor y destreza en el campo de batalla lo habían hecho destacar. Su armadura de metal gris plateado brillaba a la luz del atardecer, y su capa, adornada con ornamentos dorados, ondeaba a su espalda.
—Isolde —dijo Eirik, acercándose con paso firme—. No debí haber venido.
—¿Por qué? —preguntó ella, sus ojos llenos de anhelo—. Cada momento lejos de ti es un tormento.
Eirik se inclinó hacia ella, y en un instante, sus labios se encontraron en un beso apasionado. El mundo a su alrededor desapareció, y solo existían ellos dos. Pero la felicidad fue efímera, interrumpida por el sonido distante de trompetas que anunciaban la llegada de un mensajero.
Capítulo 2: La Tormenta de la Guerra
La paz en Aldoria se desvaneció rápidamente. Una guerra estallaba en el reino vecino, y el rey convocó a todos los caballeros a alistarse. Eirik sabía que debía partir, pero temía dejar a Isolde.
—Prométeme que volverás —le suplicó ella, con la voz temblorosa.
—Lo...