...

3 views

"EL AGUILA NO CAZA MOSCAS" 1*
Introducción
La ampliación del conocimiento nos lleva a generar grandes variantes de pensamientos. metáforas, tan reales como la vida y tan sinceras como la muerte; no siempre son dos sujetos los que representan una historia, como no siempre son dos problemas o instancias lo que gravitan el suceso, pero firme está el hecho, de que se frecuenta una corriente y que cosas alternas, transitan en ella.



"" cuando llueve el río crece""
Entre el constante tiempo y el cercano porvenir se encontraba un joven pescador llamado Carsa que trabajaba en el amazonas, el todos los días a las cinco iba a recorrer el territorio en busca de recursos, preparándose para consumir alimentos que le dieran energía en todo el día, en ese transcurso, llegó a un bosque con gran abundancia de plantas e insectos, todo parecía tranquilo, miraba el cielo, sentía la brisa, acariciaba su paz. al cabo de 12 minutos le entró una sed inexplicable, que devastó su cuerpo y lo hizo caer sollozando de incertidumbre, cuando su visión era aún más interrumpida, cayeron de encima de él 12 arazas, con un color tan verde, como extravagante; se escuchó una voz muy elocuente, e insípida, que decía: "Ahora estás inclinado en la muchedumbre de mi palacio selvático, con 12 de mis frutos exóticos, debes morder el que no está envenenado, quitara tu sed... además doblegare mi poder a tu voluntad, con limitada razón, pero, antes de conocer el lujo, primero debes encarar la adversidad" así que estas 12 arazas quedarán distribuidas por todo el ambiente cercano, deberás encontrar la que no albergue el veneno mientras sientes una sequedad insoportable en todo tu cuerpo, solo tienes 24 horas.

Carsa, dispuesto, a punto de caer profundamente en un limbo de escasez, accedió y con la poca sensatez que le quedaba miró las frutas determinado, mientras se alejaban lentamente, cogió la que parecía un poco más grande que las demás, la llevaba fijamente a su boca, mientras, se posó en su mano una avispa gigante que lo pico sin consuelo, Carsa, lloro del dolor, pero en ese dolor, cuando cayó la última gota de sus ojos, se prendió hasta la última neurona de su mente, pues supo que la misma naturaleza le podía indicar el camino, así que concluyó que esa araza no era la correcta, :miró a su alrededor, y venía una anaconda arrastrándose con gran velocidad, la voz dijo "así estás ahora, vas rápido a lo que quieres, pero te olvidas de lo que necesitas" la serpiente, se movía y se movía o daba esa cierta ilusión, sin nunca llegar a carsa, porque tenía atravesado una estaca enorme en medio de su cuerpo, carsa dijo, así que otra vez el ambiente me quiere decir algo, pero porque de una manera tan brusca? A lo que inmediatamente se respondió el mismo. “ en cada desastre quedan rastros, y en cada rastro, existe una oportunidad, ni buena, ni mala, simple su asocie a la circunstancia, recalcó la voz " Ya descanso tu inseguridad, esta encontrando su camino, pero aquel animal atrapado en su destino solo sigue queriendo escapar, puedes salvarlo de dos maneras, en la primera le quitaras lo que obstruye su vida, costandote la tuya, por lo hambrienta que esta, te comerá de un bocado, la segunda opción es que la mates estrangulandola, ella dormirá tranquilamente, llegará a los altos jardines, aunque su piel será parte de la tuya, la voz se repite a sí mismo "Porque crees que ambas opciones son nada fortuitas, si en la primera le permito descansar a tu carne y en la segunda doy un privilegio de evolución a tus condiciones físicas en las que tu adaptación es precisa para bucear y pescar más fácilmente, carsa aún no se olvida de que debe escojer la araza que no contiene veneno, así que le dice a la voz, tu me permites escojer, yo me permito discernir que esta araza tampoco es la correcta, porque busco saciar mi sed, sin destrozar otros caminos, así rápidamente la serpiente fue cimientos en polvo, que relucientes se llevó el viento, *carsa siguió su camino con 10 interrogantes más, con su cuerpo cada vez más seco, pero con una actitud aún más arrolladora*
En el desarrollo de su lenta agonía de sequedad, más no de aprendizaje, el joven siguió en la selva rumbo al norte, pasando una gran montaña, ya habiendo pasado algunas horas del día siendo la hora precisa del anochecer, camino aún mas a través de la jungla espesa, con frío, pensando, más en líquido que en comida, pero con su vestimenta de cazar, que, como en su mente y en el, en sí, esparcidas pinturas ancestrales, representan su poder más allá del cuerpo; caminó aún más, luego de pensar y pensar, observó al cielo, la luna le sonrió de regreso, las estrellas le dijeron que pidiera un deseo, carsa rígido, se desmorono de nostalgia, pero supo que la vida era bella, subió un árbol y en una rama muy a lo alto descanso aquella noche, teniendo un sueño con lapsos de tiempo cortos en los que caía en un vacío, y el mundo lo veía cada vez más lejos, pequeño, distante... se despertó de un golpe pues cayó de lo alto del árbol a un arbusto de bayas, en las que se dio un banquete de desayuno, junto a un oso que se poso al lado de el. pero no le dirigió la mirada, más cuando acabó de comer, se paro en dos patas, lo sorprendente fue que la piel del oso se cayó, debajo de ella, se vio una mujer alta, con cabello muy largo, ojos grandes y piel deslumbrante, la cual solo le dijo un mensaje ''Si comes del bosque, podrías volverte parte de el'' después de este mensaje se puso de nuevo en cuatro patas, su piel se torno peluda, de color café, y se fue embistiendo a los salmones en el río, carsa siguió por una cueva porque unas hojas coordinadas con el viento pasaron por su oido, lo guiaron hacia allá, entró en la cueva, vio muchos jeroglíficos, de anteriores tribus, con animales y grandes patrones diferentes, sin más salio al otro lado de la montaña, sin idea de cuales eran las siguientes pruebas, con el tiempo en su contra hizo un salto de fe hacia el río intrépido con piedras grandes y corrientes continuas, salto y se sumergió. algo paso, sus pies quedaron atrapados a la tierra del fondo, no podía escapar, el con experiencia en buceo por su trabajo, aguanto 5 minutos en esta situación, pero ya poco después el agua invadió su organismo, el en ese momento estaba tranquilo, porque moriría en el agua que la vio nacer, así que relajo su cuerpo de tal manera que sus pies liberaron toda su tensión y subió en vertical hasta salir del todo, el sintió que paso otra prueba, así fue pues la incertidumbre de querer saber que sería de él no fue suficiente para que su coraje se desbordara de su destino.
Carsa siguió, pero concentrado en un objetivo para poder cumplir los otros nueve que le esperaban, necesitaba algo de tomar y de comer si se pudiese, para que la energía estuviese a su favor, algo que realmente no fue así… le entro una sensación repentina que lo colocó en un estado de autobloqueo, no quiso mover más un pie, solo se recosto en medio de una ciénaga, lo cual no fue nada malo en un principio porque estaba descansando, entre su meditación sana, llegó una voz a su oído que le raspaba el mismo desde adentro, le dijo que se quedara ahí acostado mientras hacía el ritual, de traspaso de cuerpo, pero que no meditara para no cortar el vínculo, que era lo mejor que podía hacer, el injerto decía muy convencido que juntos podrían aturdir al ser humano, hacerlo desvanecer en una locura sedentaria, como un perro persiguiendo su cola o como un ser sin propósito por el agobio de sus días, carsa no quería escuchar más y de un grito aplaco la voz, y siguió meditando, salían unos gusanos de su oreja, cada vez que el injerto le decía que entre más se resistiera, más llenaria sus oídos de su misma putredad.


algo salió de su oído, algo parecido a una serpiente con mucho pelo, y dientes largos, que de repente saltó al agua, y toda se torno roja, dándole aspecto de carnicería.


empezaba a hacer un sonido *szzzzzzzz
Szzzzzzzz, szzzzzzzz, carsa le respondió a la voz, desde un grado meditativo superior para poder seguir con paz su recorrido, le aclaro, mientras se levantaba del agua con quietud, que el no era tan tonto como para no conocer a la pereza, saber, del aprender de sus altibajos, a ese pecado que poco deja construir los sueños; se fue de una, en lo que quedó consigo mismo, fácil salió de una prueba que no era nueva, era algo que lo atormento en algún momento de su vida, siguió en un no parar, cada vez mas al extremo de la muerte, llegó al borde de la playa, encontró una canoa vieja en forma de esmeralda y muy llena de telarañas, carsa sabía que no tenía mucho tiempo más, entrando anteriormente en otra personalidad que lo motivo a seguir, pero cayendo en otra personalidad más que lo resiente a rendirse, en esta se encontraba. recostó todo su cuerpo en la canoa llena de telarañas con fervor, hundiéndose cada vez más en ella, hasta que su espalda sintió un peso irregular, cuando voltio, y con sus manos palpó muchísimas monedas de oro, diamantes, rubíes, zafiros, esmeraldas, todas las piedras preciosas que te imagines, en cuanto movía todas estas y las tiraba al cielo de alegría, debajo se vio muchas frutas, comida gourmet, todo lo que contempló su gusto. Él quiso irse de ahí, al instante, cuando pensó en todo lo que podría gastar, y todo lo que podía saciarse con su comida, se ilusiono crudamente, porque el bote estaba muy pesado para seguir, así que pensó... ahorita mismo ya no tengo hambre, quiero todo el botín, lanzó cada pedazo de comida, uno a uno, después que quedo sin una migaja comenzó a remar, dándole resultando, avanzando cuantas olas, vientos, mareas, pero a mitad de camino el bote se sentía muy pesado, estrepitosamente sonaba su madera como si se fuese a desplomar, carsa supo que se hundiria todo su tesoro, así que mientras remaba con velocidad, así sin prudencia fue botando las piedra preciosas al mar, hasta que llegó a otro gran pedazo de tierra, con sus últimas energías miro hacia abajo, sólo quedaba una esmeralda, la cojio, salió del bote con sus pies tiezos, que sintieron el calor de la arena muy en llamas, fue algo cálido pero doloroso, medio arrodillado, supo que superó otra prueba y que jamás la avaricia tocaría de nuevo su puerta, cerró los ojos, escucho un ruido, que al abrir los ojos, simplemente fue un mico pequeñito que le robo la esmeralda y se fue por los árboles, carsa enojado, sintió en su cuerpo mucha adrenalina, salio corriendo mientras lo perseguían detrás unos gorilas gigantes, hasta que subió a un árbol y se dio cuenta que muy cerca, había un oasis con agua pura, salto en cada árbol hasta llegar ahí, cuando bebió el agua, sacio su sed verdaderamente, o eso pensó porque sólo estaba con el síntoma de la avaricia inconsciente, porque quería mucho algo que en realidad sí necesitaba que era hidratarse,
Su cuerpo le jugó en contra. poco después llegó a un pueblo, en el que sólo veía mujeres, muchas mujeres bailando y celebrando el presente, algunas con un cáliz en la mano lleno de vino o de agua…



© EXILIO...elpropio