Tres tornillos. (Cap I)
A continuación presentó un relato fantástico inspirado en un hecho policial real, y sin resolver de la historia Argentina.
Capítulo I (Si en Pandemónium hubiese hoteles)
Dos golpes en la puerta, hora de despertar, la cama a mi lado vacía, pero estoy seguro que no hace mucho alguien durmió alli, a veces me pregunto que hago aquí?, cuando llegue?, con quién compartía habitación?, pero cada despertar es aturdidor, en mi cabeza una fanfarria deja de sonar recién al mediar el desayuno, y no es resaca de alcohol, eso ya es pasado y mis intoxicaciones parezco recordarlas todas, para cuando quiero hacer algún razonamiento de que me sucede ya todo paso y deja de preocuparme.
Llego al comedor, siempre en la misma mesa, siempre la misma silla,
no ordeno nada, directamente me sirven ,ya saben mis gustos, y promediando la ingesta se acalla el show en mi cabeza y me pongo alerta.
Aquí no te puedes descuidar, este hotel no es de los lujosos que en otra época frecuente, esto es otra cosa, aquí se reúne la escoria del mundo, la mayoría desplazados de los peores círculos, donde su comportamiento era excesivo para incluso las peores bandas.
Siempre los miro, porque se que me miran.
No me meto con ellos, se que estoy aquí en misión y ninguno de ellos es mi objetivo, al menos no ahora.
En un rincón esta sentado ratoncillo, tan pequeño, tan lánguido, de edad avanzada y sin embargo es el quien más miedo infunde, no se pintar, pero si quisiera pintar el sadismo serían sus ojos toda la pintura.
Líder torturador del...
Capítulo I (Si en Pandemónium hubiese hoteles)
Dos golpes en la puerta, hora de despertar, la cama a mi lado vacía, pero estoy seguro que no hace mucho alguien durmió alli, a veces me pregunto que hago aquí?, cuando llegue?, con quién compartía habitación?, pero cada despertar es aturdidor, en mi cabeza una fanfarria deja de sonar recién al mediar el desayuno, y no es resaca de alcohol, eso ya es pasado y mis intoxicaciones parezco recordarlas todas, para cuando quiero hacer algún razonamiento de que me sucede ya todo paso y deja de preocuparme.
Llego al comedor, siempre en la misma mesa, siempre la misma silla,
no ordeno nada, directamente me sirven ,ya saben mis gustos, y promediando la ingesta se acalla el show en mi cabeza y me pongo alerta.
Aquí no te puedes descuidar, este hotel no es de los lujosos que en otra época frecuente, esto es otra cosa, aquí se reúne la escoria del mundo, la mayoría desplazados de los peores círculos, donde su comportamiento era excesivo para incluso las peores bandas.
Siempre los miro, porque se que me miran.
No me meto con ellos, se que estoy aquí en misión y ninguno de ellos es mi objetivo, al menos no ahora.
En un rincón esta sentado ratoncillo, tan pequeño, tan lánguido, de edad avanzada y sin embargo es el quien más miedo infunde, no se pintar, pero si quisiera pintar el sadismo serían sus ojos toda la pintura.
Líder torturador del...