Capítulo 12
Sky
Desperté sobresaltada y con la horrible sensación de estar en un lugar ajeno. No se me hizo raro, sin embargo; desde lo que pasó, ese era mi forma de despertar todos los días: exactamente igual que cuando recuperé la conciencia en el hospital. La parte positiva era que cada vez me tomaba menos tiempo darme cuenta de que estaba en mi habitación, a salvo.
Aún falta media hora para que suene la alarma, pero decido levantarme y empezar a prepararme para ir a la escuela; aunque de alguna extraña manera me las arreglé una vez más para llegar a la hora exacta, prácticamente tarde. Bueno, no es tan extraño si tomamos en cuenta que la escuela… no me interesa mucho.
Corro a mi salón, porque no quiero problemas de nuevo. O sea, ¿quién necesita otra charla por problemas de puntualidad? Yo no.
Voy tan aprisa que tropiezo con alguien. Es Alex:
—Lo siento, Sky.
—No hay problema. Ha sido mi culpa. ¿Estás bien?
—Sí. Oye, sobre ayer…yo…
—Perdón, Alex, llevo prisa –digo mientras volteo para retomar mi camino. –Se me hace tarde otra vez.
—¡Sky, es solo un minuto…!
Puedo oírlo insistir mientras me alejo, pero la verdad no quiero escuchar lo que sea que tenga que decir. Lo último que quiero son excusas tontas. No de él; no podría soportarlo. No después de tantas cosas que quería escuchar de él y no las dijo; no después de tanto que quería decirle, pero él no estaba ahí para mí.
Entro al aula y para mi sorpresa no está el profesor. En su lugar, un letrero en la pizarra anuncia: ESTUDIO INDEPENDIENTE , lo cual es genial, porque significa que el profe no vendrá y tenemos que “estudiar” nosotros...
Desperté sobresaltada y con la horrible sensación de estar en un lugar ajeno. No se me hizo raro, sin embargo; desde lo que pasó, ese era mi forma de despertar todos los días: exactamente igual que cuando recuperé la conciencia en el hospital. La parte positiva era que cada vez me tomaba menos tiempo darme cuenta de que estaba en mi habitación, a salvo.
Aún falta media hora para que suene la alarma, pero decido levantarme y empezar a prepararme para ir a la escuela; aunque de alguna extraña manera me las arreglé una vez más para llegar a la hora exacta, prácticamente tarde. Bueno, no es tan extraño si tomamos en cuenta que la escuela… no me interesa mucho.
Corro a mi salón, porque no quiero problemas de nuevo. O sea, ¿quién necesita otra charla por problemas de puntualidad? Yo no.
Voy tan aprisa que tropiezo con alguien. Es Alex:
—Lo siento, Sky.
—No hay problema. Ha sido mi culpa. ¿Estás bien?
—Sí. Oye, sobre ayer…yo…
—Perdón, Alex, llevo prisa –digo mientras volteo para retomar mi camino. –Se me hace tarde otra vez.
—¡Sky, es solo un minuto…!
Puedo oírlo insistir mientras me alejo, pero la verdad no quiero escuchar lo que sea que tenga que decir. Lo último que quiero son excusas tontas. No de él; no podría soportarlo. No después de tantas cosas que quería escuchar de él y no las dijo; no después de tanto que quería decirle, pero él no estaba ahí para mí.
Entro al aula y para mi sorpresa no está el profesor. En su lugar, un letrero en la pizarra anuncia: ESTUDIO INDEPENDIENTE , lo cual es genial, porque significa que el profe no vendrá y tenemos que “estudiar” nosotros...