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V Arcano (2): El Hierofante
En un mundo donde los arcanos del tarot dictan el flujo de la vida y la sabiduría, El Hierofante se alza como un pilar de conocimiento ancestral y guía espiritual. Aquí teje su relato:

En la antigua ciudad de Arcanum, donde cada calle y cada piedra susurraba secretos de antiguos misterios, vivía un hombre venerado por todos: El Hierofante. Su nombre era Thalos, y era el guardián de la llave que abría las puertas del entendimiento.

Thalos, bajo la sombra del gran templo de El Mundo, impartía enseñanzas que resonaban con la verdad de los arcanos mayores y menores. Su voz era un eco de la divinidad, y sus ojos reflejaban la profundidad del universo.

Un día, una joven llamada Eirene llegó a Arcanum buscando respuestas que solo El Hierofante podía ofrecer. Portaba consigo una carta que había encontrado en su camino, una carta que no pertenecía a ningún tarot conocido: El Espejo. Esta carta mostraba un reflejo de quien la miraba, pero con sutiles diferencias que revelaban verdades ocultas.

Eirene, con el corazón lleno de esperanza y dudas, se presentó ante Thalos. Le mostró El Espejo y le pidió que interpretara su significado. El Hierofante, con una mirada que traspasaba el alma, tomó la carta y contempló su reflejo.

En ese momento, Thalos y Eirene fueron transportados a un plano de existencia donde el tiempo y el espacio convergían. Allí, El Hierofante le reveló a Eirene que El Espejo era un arcano perdido, uno que reflejaba el potencial y el destino de aquel que lo sostenía.

Con la sabiduría de El Hierofante, Eirene aprendió a comprender su reflejo, a aceptar su pasado y a abrazar las infinitas posibilidades de su futuro. Thalos le enseñó que cada persona es un universo en sí mismo, lleno de estrellas por descubrir y caminos por explorar.

Al regresar a Arcanum, Eirene se convirtió en una discípula de Thalos, y juntos, compartieron el conocimiento de El Espejo con aquellos que buscaban entender los misterios de su ser.

© Benjamin Noir