Era una noche cálida de verano, y la brisa suave acariciaba la piel de Valentina mientras se preparaba para una velada especial. Su corazón latía con fuerza, ya que sabía que esa noche sería diferente. Esperaba a Alejandro, un hombre que había despertado en ella un deseo ardiente e incontrolable.
La casa estaba iluminada con velas, creando un ambiente íntimo y seductor. Valentina se miró en el espejo, ajustando la lencería negra que acentuaba sus curvas. El tejido suave y delicado la hacía sentir poderosa y deseada. Con cada paso que daba hacia la sala de estar, su mente corría con la anticipación de lo que estaba por venir.
Cuando Alejandro llegó, una chispa se encendió en el aire. Su mirada se detuvo en Valentina, devorando su figura con los ojos. Ella sonrió, sintiendo el deseo palpitar entre ellos. Sin decir una palabra, se acercaron, y en ese instante, ambos supieron que no había vuelta atrás.
Las manos de Alejandro exploraron suavemente la piel suave de Valentina, comenzando en su cintura y deslizándose hacia arriba hasta su cuello, donde sus dedos se perdieron entre...