Precipitarse.
Cuando uno es niño, como Él, no sabe nada del amor, ya que la semilla del amor que habita en su interior aún no ha probado fertilidad en ningún campo. Sí, había amado a sus padres, a su hermana y a algunos de sus amigos, pero todo el mundo sabe que no es lo mismo.
Y todo el mundo sabe también que llega el día en el que eso sucede, en el que uno debe probarse, experimentar en sus carnes y salir de películas.
Pues para él, ese día llegó cuando la conoció. Ella era de ojos azules y de figura agradable, y una larga cabellera rubia caía a su espalda. Todo iba según lo previsto.
Empezaron, obviamente, siendo amigos, y al cabo de un tiempo ya fingían no saber que se gustaban.
La razón era sencilla. Porque tenían miedo, ¿pero de qué?
¿No sé suponía que iban a decirse lo que sentían en un plano secuencia que cortaría la respiración y que de su beso saldrían chispas, y que luego todo sería felicidad? ¿Pues, por Dios, de qué tenían miedo?
Lo que pasaba era, naturalmente, que, incluso en la mente pequeña de los niños, hay una verdad que no pueden cuestionar, una conciencia de la realidad que luego madura en algunos...
Y todo el mundo sabe también que llega el día en el que eso sucede, en el que uno debe probarse, experimentar en sus carnes y salir de películas.
Pues para él, ese día llegó cuando la conoció. Ella era de ojos azules y de figura agradable, y una larga cabellera rubia caía a su espalda. Todo iba según lo previsto.
Empezaron, obviamente, siendo amigos, y al cabo de un tiempo ya fingían no saber que se gustaban.
La razón era sencilla. Porque tenían miedo, ¿pero de qué?
¿No sé suponía que iban a decirse lo que sentían en un plano secuencia que cortaría la respiración y que de su beso saldrían chispas, y que luego todo sería felicidad? ¿Pues, por Dios, de qué tenían miedo?
Lo que pasaba era, naturalmente, que, incluso en la mente pequeña de los niños, hay una verdad que no pueden cuestionar, una conciencia de la realidad que luego madura en algunos...