Al principio eran susurros, y me hacía creer que eran pequeños ecos de los auriculares, así que solo los ignoraba.
Y entonces los oí, justo un día lleno de estrés, de cansancio, de ansiedad.
Estaba agotada de escuchar una y otra vez lo insuficiente que era para los demás, y de tener que guardarme un fracaso más al no poder encajar.
Mi única salida, era huir a mi habitación, dormir para no pensar, suprimir mis emociones para no llorar.
Tolerar todo me hacía pensar que era fuerte por lo que me exigía soportar.
Cepillaba mis dientes frente al espejo, comencé a escuchar una voz tan tristemente, llena de soledad.

-Ayudame, quiero salir de aquí, por favor déjame huir..

Por un instante creí que estaba loca, o que quizás había alguien atrapada en mi...