Hace tiempo Don Mauricio se siente realizado, desde niño ha estudiado en las mejores escuelas, con los mejores mentores de todas las materias. Empezó de licenciado, en pocos años doctor y en menos de una década a catedrático de su universidad llegó.

Al contraste esta Don Pancho, campesino de vocación a duras penas acabo la escuela y de su pueblo no salió, atendió sus padres enfermos hasta que cada uno murió, se quedó cuidando la hacienda y esa fue su profesión.

Mientras un día a Don Mauricio el auto se le averió, Don Pancho le prestó ayuda y empezó su conversación:

-Muchas gracias, mi señor por brindarme socorro, no sabría qué hacer en este sitio remoto.

-De nada, mi señor para eso estamos, listos para ayudar al más necesitado.

-Suena irónico que diga usted eso, porque de dónde vengo nada de nadie requiero.

- ¿Seguro? Piense usted, la fruta que comió probablemente sea yo quien la cultivo, alguien hizo su ropa, alguien su auto creo, así que creo yo, que mientras más se tiene más se depende, mi señor.

© SONTRAC