El huésped de mi insomnio
En una de esas noches en que el sueño me eludía, me encontré nuevamente envuelto en el abrazo inquietante del insomnio. Era costumbre mía, ya casi un ritual, levantarme y dirigirme a la cocina para tomar un vaso con agua, con la esperanza de que el líquido fresco apaciguara mi mente y me condujera finalmente al descanso.
Me levanté con pereza, arrastrando los pies por el frío suelo de madera que crujía bajo mi peso. El silencio de la casa era profundo, interrumpido solo por el suave murmullo del viento que acariciaba las ventanas. Al llegar a la cocina, llené el vaso y lo apuré en grandes sorbos, sintiendo cómo el agua fría descendía por mi garganta, calmando por un instante la tormenta de pensamientos que me asolaba.
Con el vaso vacío en la mano, emprendí el camino de regreso a mi habitación. Sin embargo, al llegar al...
Me levanté con pereza, arrastrando los pies por el frío suelo de madera que crujía bajo mi peso. El silencio de la casa era profundo, interrumpido solo por el suave murmullo del viento que acariciaba las ventanas. Al llegar a la cocina, llené el vaso y lo apuré en grandes sorbos, sintiendo cómo el agua fría descendía por mi garganta, calmando por un instante la tormenta de pensamientos que me asolaba.
Con el vaso vacío en la mano, emprendí el camino de regreso a mi habitación. Sin embargo, al llegar al...