" Caminos de Esperanza"
Emmanuel Hernández se encontraba en la estación de autobuses de su ciudad natal, con una mochila desgastada a sus pies y el corazón pesado. El bullicio de la estación lo envolvía, pero su mente estaba lejos, perdida en recuerdos de su familia y amigos. Su madre, con lágrimas en los ojos, le había dicho: "Emmanuel, busca un futuro mejor. Prométeme que no te olvidarás de nosotros".
"Lo prometo, mamá", había respondido él, intentado mantener la voz firme. Pero aquella promesa pesaba como una losa en su pecho.
Mientras el autobús se acercaba, miró una última vez a su hogar. Las calles que había recorrido desde niño, las risas de sus amigos resonando en su mente. Sabía que el camino no sería fácil, pero la esperanza de un futuro mejor lo impulsaba hacia adelante.
Después de semanas de viaje y muchas dificultades, Emmanuel finalmente llegó a la ciudad donde soñaba construir su nuevo destino. Al principio, todo era deslumbrante y aterrador a la vez. Las luces brillantes, el ruido constante y una multitud de rostros desconocidos lo rodeaban.
Una tarde, mientras buscaba un lugar donde estudiar, entró en una pequeña cafetería. Allí conoció a Lindsay. Ella era hermosa, con una sonrisa radiante que iluminaba el lugar.
"¿Es tu primera vez aquí?" le preguntó Lindsay con curiosidad.
"Sí... soy nuevo en la ciudad", respondió Emmanuel tímidamente.
"Soy Lindsay. ¿De dónde eres?"
"De un pequeño pueblo... en otro país", dijo él mientras sus ojos se...
"Lo prometo, mamá", había respondido él, intentado mantener la voz firme. Pero aquella promesa pesaba como una losa en su pecho.
Mientras el autobús se acercaba, miró una última vez a su hogar. Las calles que había recorrido desde niño, las risas de sus amigos resonando en su mente. Sabía que el camino no sería fácil, pero la esperanza de un futuro mejor lo impulsaba hacia adelante.
Después de semanas de viaje y muchas dificultades, Emmanuel finalmente llegó a la ciudad donde soñaba construir su nuevo destino. Al principio, todo era deslumbrante y aterrador a la vez. Las luces brillantes, el ruido constante y una multitud de rostros desconocidos lo rodeaban.
Una tarde, mientras buscaba un lugar donde estudiar, entró en una pequeña cafetería. Allí conoció a Lindsay. Ella era hermosa, con una sonrisa radiante que iluminaba el lugar.
"¿Es tu primera vez aquí?" le preguntó Lindsay con curiosidad.
"Sí... soy nuevo en la ciudad", respondió Emmanuel tímidamente.
"Soy Lindsay. ¿De dónde eres?"
"De un pequeño pueblo... en otro país", dijo él mientras sus ojos se...