...

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Me rehusó a decir Adiós!
Allí estás de nuevo. Vuelvo a verte.
La luz de la luna se filtraba por la ventana, iluminando la habitación con un tenue resplandor. La mujer se despertó sobresaltada, con el corazón latiendo a mil por hora.
¿Cómo estás?, preguntó asombrada. Algo en ti ha cambiado, aunque no puedo notar qué. Te noto diferente. Tus ojos están más brillantes, pero la tristeza no pueden ocultar, tu sonrisa es más cálida, podría pensar que es ajena . ¿Pasa algo? Quiero preguntar, pero me invade el miedo. Quizá realmente no quiera saber la respuesta.
Alto! No voltees, por favor! Quédate así, estoy bien...
La mujer se levantó de la cama y se acercó a la ventana. Allí, parado en el jardín, estaba él. Su amado. Su mejor amigo. Su alma gemela.
Si supieras lo que dicen las voces. Ellas creen que no existen. Dicen que no estás. Que solo soy una loca que se ha inventado todo esto.
La mujer se llevó una mano a la frente, tratando de contener las lágrimas. Las voces. Esas voces que siempre estaban ahí, susurrando en su oído. Diciéndole que estaba sola. Que él no existía. Que todo era una ilusión.
¿Cómo no vas a estar? ¿Qué tontas! Solo me quieren distraer. Están celosas porque cuando tú estás ahí, justo allí frente a mí, ellas poco a poco desaparecen. Pierden su control. Pierden su poder.
La mujer cerró los ojos y respiró hondo. Cuando los abrió de nuevo, él seguía ahí. Sonriendole.
Ya no las puedo escuchar. Solo te veo a ti, mientras ellas lentamente se desvanecen.
La mujer extendió la mano y él la tomó. Se abrazaron con fuerza, fundiéndose en un beso apasionado.
Dime qué seguirás aquí, solo quédate un poco más! Tengo miedo de soltar tu mano... No me enseñaste a continuar sin ti!
Él la miró a los ojos, con una expresión de amor y ternura.
Siempre estaré aquí.
La mujer sonrió. Por fin, se sentía completa.
Quiero que sepas que Aquí te seguiré esperando como cada noche! Los días se han vuelto una completa tortura, dicen que estoy alucinando, que no existes, que estoy loca insisten en que debo continuar, ellos no entienden que solo siento felicidad cuando después de cada docis de mis tan anelahadas medicinas puedo encontrar la plenitud del sueño y volver a verte! Dicen que perdí la cordura, pero se que en algún momento volveremos a estar juntos y no solo en mis sueños entonces ellos entenderan ...
Yo también te esperaré.
Él se acercó a la ventana y la miró por última vez.
Hasta pronto, mi amor.
Y con eso, desapareció.
La mujer se quedó sola en la habitación, pero no se sintió triste. Sabía que él volvería.
Hasta pronto, mi amor.
© meraki9623