Alex
 
Había quedado en shock. Sus palabras me hicieron sentir destrozado y confuso a partes iguales: me destrozaba que no quisiera que la llamara Cielo; me confundían los motivos por los que estaba tan enojada.
 
De todas las opciones posibles, jamás se me hubiera pasado por la mente algo así. Quiero decir, si había interpretado bien todas sus palabras, ella estaba tan molesta conmigo porque yo me había ido y eso solo podía significar que siempre quiso que me quedara. ¿Por qué no lo dijo entonces? ¿Por qué decidió simplemente callar e ignorar el tema por completo?
 
Me toma un momento entenderlo; sin embargo, ahora me doy cuenta de cuán cierto es el hecho de que hay muchas maneras de decir las cosas, además de las palabras, y mi mente automáticamente comienza a reproducir detalles de esa última conversación entre nosotros dos años atrás. Ese día, ella había estado atenta y cariñosa como siempre, pero claramente se comportaba como quien espera un acontecimiento importante.
 
Visualicé nuevamente su mirada esperanzada y la sonrisa en sus labios mientras yo estaba en silencio sin saber cómo decirle lo que sentía por ella; fui lo suficientemente ciego como para no notar en ese momento cómo se empañaron sus ojos y se desvaneció su sonrisa cuando le hablé de mi partida. Sky me miró decepcionada y solo ahora alcanzo a entender el porqué de esa decepción: no era eso lo que ella quería escuchar y definitivamente no era lo que había estado esperando.
 
Recordé perfectamente cómo me miraba cuando le dije aquella frase: "¿Por qué haría eso?" Era un gesto de súplica lo que mostraba su carita hermosa. Todo el tiempo había tenido dibujada una expresión que pedía a gritos: "Quédate conmigo, por favor". Y yo solo ahora lo veía. ¿Cómo pude no...