DOLOR Y NEGACIÓN (Poesía y escritos desde el transito del duelo)
DOLOR Y NEGACIÓN
(Relatos basados, en algunos datos reales)
Escrito por: Abraxas.
ÉTER
Traigo un menudo coctelillo entre mis manos, elaborado a base de desborde emocional, benzodiacepinas, wiros, puchos y, sobre todo, cero ganas de continuar existiendo.
Uno de los ingredientes principales es el amargo de angostura, es aquello que me permite notar/sentir el cóctel de principio a fin con mayor intensidad, para embriagarme fácilmente.
Algo así me sucede con ella y no puedo evitar decir/sentir que lo amo, quizás con locura y así como, con el amargo de angostura, ella me hacía sentir el de principio a fin con mayor intensidad, en el que yo terminaba ebrio de (o al menos en una versión occidental de esta), emocionalmente desnudo y vulnerable; contra todo pronóstico inclusive para mí mismo, me encontraba dispuesto a ser sometido a su voluntad, por una migaja de amor, sí, solo una migaja de amor, una misera migaja de amor. Migajas que, aunque sean de amor, continuaban siendo solo eso, MIGAJAS.
Tenía la esperanza de que tarde o temprano, yo terminaría por convencerme desde el hartazgo y por ende, terminar de darme cuenta.
Es que sinceramente me vuelve loco el capital humano que puedo ver en él; aquí es donde menciono todas las cosas que amo de ella, así como, sus manos, sus labios, su dorso, su firmeza, su determinación, sus bailes tontos, su ternura, vulnerabilidad, lo increíblemente talentosa que es y lo encantadora que resulta. Creo que, desde allí, ella ya tenía poder sobre mí, desde hace mucho antes, que desde entonces yo ya había decidido subconscientemente, que sería su esclavo de por vida. Se escabulló en mi corazón agrietado, en el que curiosamente su presencia sirvió de adhesivo, para mantener a todas y cada una de mis partes juntas.
Quiero gritar.
quiero correr,
quiero sentir
la arena en mis pies
y estoy seguro que, aunque no pare de correr, no encontraré lugar en ningún rincón del planeta, en el que su recuerdo no sea capaz de alcanzarme.
Me molesto, la frustración me mira a los ojos, me reconozco fúrico e indignado, me cuesta entender, que la persona que extraño ya no está o peor aún, quizás nunca estuvo y solo fui yo obnubilado por la inmensa admiración y el deseo, con el que solo terminé poniéndolo en un pedestal, asignándole así el poder de decepcionarme, una y otra y otra vez, consecutivamente.
Tú me hablaste de un futuro juntos, apelando a mis deseos inconscientes y yo cándidamente me permití soñar contigo, me aferré tanto a esos sueños que podía sentirlos nuestros, míos, tuyos. Hasta que para mí se convirtió en un plan de vida. Pero claro, estaba obnubilado por la admiración y el deseo que me impedía ver las diferentes violencias a las que estaba siendo sometido, que míseramente para mí, en poco tiempo e inconscientemente, ya había normalizado.
De más de una forma y utilizando diversas narrativas, traté de autoconvencerme de que no era violencia lo que vivíamos, mientras que para mis adentros si resonaba como tal. Más temprano que tarde, me convencí de que era despertar por las mañanas y darme cuenta de que...
(Relatos basados, en algunos datos reales)
Escrito por: Abraxas.
ÉTER
Traigo un menudo coctelillo entre mis manos, elaborado a base de desborde emocional, benzodiacepinas, wiros, puchos y, sobre todo, cero ganas de continuar existiendo.
Uno de los ingredientes principales es el amargo de angostura, es aquello que me permite notar/sentir el cóctel de principio a fin con mayor intensidad, para embriagarme fácilmente.
Algo así me sucede con ella y no puedo evitar decir/sentir que lo amo, quizás con locura y así como, con el amargo de angostura, ella me hacía sentir el
Tenía la esperanza de que tarde o temprano, yo terminaría por convencerme desde el hartazgo y por ende, terminar de darme cuenta.
Es que sinceramente me vuelve loco el capital humano que puedo ver en él; aquí es donde menciono todas las cosas que amo de ella, así como, sus manos, sus labios, su dorso, su firmeza, su determinación, sus bailes tontos, su ternura, vulnerabilidad, lo increíblemente talentosa que es y lo encantadora que resulta. Creo que, desde allí, ella ya tenía poder sobre mí, desde hace mucho antes, que desde entonces yo ya había decidido subconscientemente, que sería su esclavo de por vida. Se escabulló en mi corazón agrietado, en el que curiosamente su presencia sirvió de adhesivo, para mantener a todas y cada una de mis partes juntas.
Quiero gritar.
quiero correr,
quiero sentir
la arena en mis pies
y estoy seguro que, aunque no pare de correr, no encontraré lugar en ningún rincón del planeta, en el que su recuerdo no sea capaz de alcanzarme.
Me molesto, la frustración me mira a los ojos, me reconozco fúrico e indignado, me cuesta entender, que la persona que extraño ya no está o peor aún, quizás nunca estuvo y solo fui yo obnubilado por la inmensa admiración y el deseo, con el que solo terminé poniéndolo en un pedestal, asignándole así el poder de decepcionarme, una y otra y otra vez, consecutivamente.
Tú me hablaste de un futuro juntos, apelando a mis deseos inconscientes y yo cándidamente me permití soñar contigo, me aferré tanto a esos sueños que podía sentirlos nuestros, míos, tuyos. Hasta que para mí se convirtió en un plan de vida. Pero claro, estaba obnubilado por la admiración y el deseo que me impedía ver las diferentes violencias a las que estaba siendo sometido, que míseramente para mí, en poco tiempo e inconscientemente, ya había normalizado.
De más de una forma y utilizando diversas narrativas, traté de autoconvencerme de que no era violencia lo que vivíamos, mientras que para mis adentros si resonaba como tal. Más temprano que tarde, me convencí de que era