...

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¿Quién soy?
¿Quién soy?
¿Quién es el ser que posee mi cuerpo cuando no estoy siendo?
¿Amor? ¿Ira? ¿Rencor? ¿Sufrimiento...? Si, podría ser sufrimiento, ¿Insuficiencia? ¿Lamento? ¿Recuerdo?
Puedo por lo menos identificar aquello que NO soy: Belleza, Resplandor, Excelencia, Regocijo, Plenitud, Seguridad, Ejemplo, Calma, Deseo, Estabilidad... Podría ser eterna mi lista. Gracias a ti, amado mundo y apreciada realidad quienes, con su inevitabilidad, despojan de mi los velos que escasamente cubren mi perversa, depravada, y perdida alma. Ruego a diario que cielo me conceda la capacidad de odiarme tanto a mi mismo como odio a mi prójimo de manera inherente. La mezquindad que invade mis manos que pudra mi interior, que el juicio y desdén con los que desapruebo las migajas de mis iguales, se tornen sobre mi y no paren de recordarme aquellas toneladas de aborrecibles acciones que ostento. A falta de saber quien soy, me encuentro con la mejor respuesta, para mí, y para los que me rodean. Ser aquello que no debe ser, que no debe encontrarse, averiguarse, ni conocerse. La epifanía incesante del rencor y la inmundicia, aquel inefable conjunto de errores e imperfecciones, hijo de la luz tornado oscuridad por su propia naturaleza. En resumidas cuentas, nada más y nada menos, que humano.

© Ctxz