Tríada: Capítulo 02 - Las siluetas
Una de aquellas siluetas, que por sus facciones decaecidas, apuntaba ser las más obstinada y blasfema de la tríada. En su mano izquierda, o más acertado decir, en esos presumibles dedos —que aún crispados, denotaban zafiedad y aprecio a los hábitos severos—, llevaba una soga que partía desde el inicio del brazo, ciñendo la muñeca en tres giros y rematando en nudo corredizo que balanceaba hasta acercarlo a mis sienes. Fue ahí que, abriéndose paso, una serie de sinrazones escalaron en mi mente, como el anudamiento del juicio que conectaba lo coherente y lo irreal en una misma óptica. La liberación desconsiderada de pensamientos acordes a individuos limitados de sus cabales....