El amor es un espectro caprichoso, un fantasma que se enrosca en los corazones débiles y los ahoga con la más dulce de las ilusiones. Yo lo conocí en su forma más pura, lo abracé con fervor de penitente y lo veneré como único dios. Pero los dioses son crueles y su amor es una mentira piadosa.

¡Oh, qué necio fui al creerme inmune a la podredumbre de los sentimientos humanos!

Aquella noche lo comprendí. Vi con mis propios ojos el verdadero rostro de la traición...