De todas las personas con las que me he topado, la historia de cómo conocí a Sofía me cambió como nadie lo había hecho en mi vida.
Ella, con su cabello ondulado, su barbilla partida, sus ojos negros, su nariz puntiaguda y sus manos finas y delicadas, me encontró en un momento en el que necesitaba tanto ser encontrado. Estaba perdido, y ella le dio un giro a mi universo. Pero no todo fue color de rosa. Como dicen, al principio fue pura miel: vivíamos en esa luna de miel donde todo era maravilloso. Sin embargo, poco a poco me di cuenta de que no llenaba mi vaso de amor, y mucho menos yo llenaba el...