...

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Curvas... y otras rutas.
Las curvaturas de tu figura descarrilan mis pensamientos hacia el abismo de tormento.
Perdón si soy un necio por revelar lo que llevo dentro. Es que algo en ti, se imantó en mí, en este corazón carente de fuerza... ¡De potencia! Y tu indiferencia lo forza a despegarse bruscamente haciendo que me duela el pecho.
Es difícil apagar la flama en mis recuerdos, cuando son tus ojos el vivaz fuego que lo alimenta, como aquella mítica llama eterna, que en las manos de cualquier deidad, era capaz de dar vida al hombre más putrefacto y volverlo su esclavo. Así me siento yo, cuando veo tus ojos, rendido, ante tanta hermosura y estar condenado a no tenerlos cerca de mí.
Muchos tuvieron la flama preciosa de tus ojos, pero no supieron revivir y someter lo malo en ellos para entregarte lo bueno a tí.
Admiro cada detalle que te hace mujer. Cada centímetro de tí, de tu cuerpo, tu alma, emociones, cualidades y destrezas.
Eres el ser hermoso que adorna mis sueños todos y cada uno de ellos se turnan por hacerte parte y de la mejor manera.

© Luismar Soto