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Rehab
Estás pensativo, tirado en la cama, en casa de tus padres, en tu antigua habitacion , haces un inventario de lo que esperabas ver allí. Tienes fotos en las paredes de personas a las que ya no ves, personas que ya no son tus amigos y a las que, de hecho, has llegado a odiar y ellos a ti. Tienes recuerdos de tus exnovias colgados de las paredes o expuestas en muebles de madera mal barnizados. Tienes ropa que ya no te queda o mucha de ella heredada por quien sabe quién en una de tus tantas borracheras, tienes fotos de fiestas en las que estabas hastiado hasta que te pusiste la primera raya. Tienes muebles que no son tuyos, sábanas que compartiste con mujeres que ahora no podrías nombrar. Tienes algunos libros que dejó tu hermana y una libreta en la que intentas escribir cosas bellas y hermosas, esperanzadoras como las que le gustaría leer a ella, aunque finalmente ella tampoco creerá en nada de eso. Tienes tantas cosas que no necesitas en tu vida; se vuelve a ver llena de insignificancias, recuerdos inútiles y memorias bastardas. Te das cuenta de que nada te pertenece y nada logrará salvarte, ni siquiera ella, aquella mujer que esperabas que te esperara. Pero la vida no se detiene y el tiempo lo destruye todo y acaba con todo, así que rezas porque el dolor también se acabe y das gracias por tener lo que dejó el huracán. Y te das cuenta de que no necesitas mucho, solo un beso de tu mamá, un abrazo de tu papá, una llamada de tu hermana y los ojos de esa persona que te hizo sonreír al recordarlos mientras estabas encerrado, esos ojos que nunca saldrán de tu mente.