Noche de luna sin sol
Aveces, los momentos que guardamos pujan el tapón reclamando una conclusión, derecho que cada vez es más grande y prioritario.
El soltar pareciera ser opción pero implica avandonar esa idea para poder proseguir, que en este caso es la última de las posibles.
Estoy apegado a un recuerdo, a algo que yo mismo he forjado como un momento hermoso y cada situación gratificante en mi vida me transporta a esa colina.
Al lugar donde mis planetas se alinearon y me concedieron un verdadero segundo, de esos que duran bastante en pasar y bastante más en volver.
Por ahora me aferro a lo que tengo, sabiendo que en cualquier pestañeo puedo quedar en medio de una marea densa y turbulenta. Lo incierto del porvenir duele, duele en proporción a lo que tanto se anela.
© Perro Verde
El soltar pareciera ser opción pero implica avandonar esa idea para poder proseguir, que en este caso es la última de las posibles.
Estoy apegado a un recuerdo, a algo que yo mismo he forjado como un momento hermoso y cada situación gratificante en mi vida me transporta a esa colina.
Al lugar donde mis planetas se alinearon y me concedieron un verdadero segundo, de esos que duran bastante en pasar y bastante más en volver.
Por ahora me aferro a lo que tengo, sabiendo que en cualquier pestañeo puedo quedar en medio de una marea densa y turbulenta. Lo incierto del porvenir duele, duele en proporción a lo que tanto se anela.
© Perro Verde