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Cuenta hasta 10.
Las noches últimamente suelen sentirse más solitarias que de costumbre, y puede sonar demasiado raro, pero prefería el ruido de las fiestas y los pandilleros, antes que este silencio tan abrumador. Todo está tan callado que incluso puedes escuchar a algunos grillos cantar por la noche.

Mucha gente ya tiene miedo de rondar este lugar de noche, yo no tengo otra opción, debo pasar por esta calle para llegar a mi casa, y mi trabajo empieza en la tarde, por ende siempre salgo a esta misma hora, las 5 am.

La radio no para de hablar de un nuevo asesino serial que la policía aún no encuentra, lo conocen como "Purgatorium", ya que encontraron ese nombre escrito en el cuerpo de una de sus tantas víctimas, muchos de mis vecinos están rumoreando que el está purgando a la gente de este lugar, muchos incluso están agradecidos con el, han llegado a levantar pequeños altares en su honor. Pero olvidan lo más importante, que el tipejo es un asesino.

Creo que es una línea que una persona común cómo yo no podría cruzar, me he enojado con muchas personas a lo largo de mis 52 años, pero jamás he pensado en acabar con la vida de otra persona. Estaría borrando el único limite que define mi integridad cómo persona y volviéndolo tan ambiguo cómo una corriente de agua, que irá donde el viento la guíe. Aprendí a ser indiferente a los horrores del mundo, pero eso no implica que soy una mujer creyente en que todo lo que tu haces se devuelve a ti, y ahora tengo una carga extra teniendo a mi hija embarazada.

"kkkrrrrrrrkk...krrrrkrrrrrkkkr" Algo está raspando contra las paredes de metal de ese edificio abandonado, debe ser algún otro metal.

"kkrrrrrrkrrk" Detuve mis pasos, esto no sonó cómo un choque que podría producir el viento, alguien está rompiendo metal en esa construcción. "kkKKkrrRRRkK" Y suena cada vez más horroroso, casi cómo un chillido desafinado que podría romper cristales, y sin embargo, siento cómo si estuviera llamándome, ansioso. Cómo si quién estuviera allí hubiera notado mi presencia, y me necesita allí, justo ahora.

"KKRRRRRKRRK" Fue casi cómo oír un alarido de pura desesperación, debí tapar mis oídos, y ahí entendí que no me estaba llamando, me estaba advirtiendo de algo.

Retrocedí en mis pasos hasta llegar a un callejón bastante oscuro, un lugar en el que los faros no alumbraban.

"¿Dónde se metió esa perra?" Llevé las manos a mi boca, intentando no hacer ruido. El hecho de que todo estuviera tan silencioso me permitía tener claridad de lo que pasa a mi alrededor, pero le daba la misma ventaja a los demás. "Estaba aquí recién."

"No pudo ir muy lejos." Habló el otro hombre, por el momento, sé que son dos. "Debe andar cerca. Y la vamos a encontrar"

Me clavé las uñas en la cara cuando los vi pasar por afuera del callejón, hablando como si nada, sus manos estaban manchadas de sangre y sus ropas también. Ellos iban tan concentrados en encontrar a quien sea que buscaban, que no se les ocurrió revisar por donde yo estaba.

"Es una perra muy escurridiza." Me hice bolita detrás de un basurero, tratando de no hacer algún movimiento brusco. "Pero no está nada mal esto del gato y el ratón, creo que podría acostumbrarme. Me agrada la idea de que alguien se esconda del miedo."

"Eres un jodido enfermo, Louis." Sus voces dejaron de escucharse después de unos minutos, al igual que sus pasos, este lugar ya debe ser una cuadra por si sola, y está totalmente abandonado.

Debo llegar a casa con mi hija, gritar por ayuda sólo me mataría, y volver a la ciudad no es una opción, no tengo a nadie allí... Nunca fui una mujer especialmente atractiva ni carismática, mis padres murieron cuando yo era joven, ellos no tenían nada que heredarme, así que trabajé desde joven. Mi ex marido siempre fue un idiota arrogante, solo tuve que casarme con el porque me embarazó, pero en cuanto vi que quería golpear a mi hija lo noqueé y escapé.

¿Esto es ver pasar tu vida ante tus ojos antes de morir? Dios, tengo tanto miedo de salir de aquí, pero si no me muevo de seguro me encontrarán, y si me encuentran me matarán, entonces nadie podrá ayudar a mi linda Lily con su embarazo....

Hurgué un poco en la basura, hasta encontrar un trozo de vidrio de una botella, me servirá aunque sea para ganar algo de tiempo.

Tiempo, no deben ser las 6 aún, ya que no se ha asomado el sol, yo aún debo llegar con las medicinas para Lily, puede que su dolor esté cada vez más insoportable.

Salí de cuclillas del callejón, no se veía a nadie por ahí, respiré hondo, apegué mi bolso a mi cuerpo tanto como pude.

Avancé por la oscuridad sujetando el trozo de vidrio fuertemente, sentí la sangre caer por mi mano helada.

Recorrí una cuadra viendo a todas partes, pero no parecía haber otra alma aparte de mi. No podía escuchar nada más que el latido de mi corazón, que parecía querer salir de mi pecho a cualquier costo, aunque eso implicara mi muerte.

"Esa zorra escurridiza..." Mi corazón latió con más fuerza, era la voz de uno de esos hombres, y estaban cerca. Vienen por la derecha, me encontrarán de frente, no tengo cómo...

"¡AAAAAGGHHH!" Un grito de dolor resonó por todo el lugar, ellos se fueron de allí corriendo, y yo aproveché de hacer lo mismo.

No sé qué está pasando, pero no me quedaré a descubrirlo, menos cuando la situación se vuelve cada vez más peligrosa y tétrica.

Corrí todo lo que mis piernas temblorosas dieron, llegué a un edificio de concreto algo destruido, me apoyé en una pared, tapando mi boca para evitar hacer algún ruido que delatara mi presencia.

"Dios... Por favor..." Caí de rodillas, juntando mis manos. "Déjame vivir, te lo suplico... Quiero conocer a mi nieto, quiero cuidar a mi hija... Quiero vivir..."

Mordí mi labio con fuerza para evitar gritar de horror, mis ojos no podían creer la escena tan grotesca y retorcida que estaba frente a mi. Dos Rottweiler estaban en el suelo, partidos en dos y llenando el piso de sangre, sus órganos estaban esparcidos por el lugar, y en la pared frente mío había una leyenda grabada por sangre.

《Cuenta hasta 10》

Era fresco, la sangre de la pared aún goteaba, eso significaba que quien hizo esto no estaba muy lejos de mi, debo salir de aquí. Debo aguantar las ganas de vómitar.

Tragué mi propio vomito, sintiendo mi garganta quemándose a medida que bajaba. Mi cuerpo temblaba más que nunca, y aunque ya salí, esa escena tan macabra no puede dejar de repetirse en mi cabeza.

"Prrr" Se escuchó tal cómo el ronroneo de un gato que se siente feliz y cómodo en su lugar, me quedé estática unos segundos, debo saber de donde viene ese sonido.

"Prr" Esta vez puedo sentirlo más fuerte, incluso si no está muy cerca de mi, esta marcando su presencia en el lugar.

"Brrrrr"

No.

Ese no es el ronroneo de un gato.

"BrrRRrR"

Tengo que salir de aquí.

"¡AAAAAAHHHHHH!"

Corrí en línea recta, en estos momentos lo único que tengo en mente es llegar a salvo a mi hogar, no hay espacio para otra cosa que no sea mi vida. Nunca me aferré tanto a ella, muchas veces deseé morir, pero ahora soy cómo un recién nacido, pataleando para aferrarme a la vida.

Corrí, los gritos y el sonido de la motosierra eran cada vez más intensos, pero yo no podía ayudar a nadie en este estado, estoy desarmada, soy una mujer de 52 años, mido 1.57 y soy delgada. Pretender ser el héroe de la situación solo me haría terminar cómo un grito más haciendo eco.

La vi, una calle más allá, la motosierra aún ronroneaba, feliz de haber atrapado a los ratones que escogió cómo sus presas, y a pesar de lo asqueroso de la escena, no fue eso lo que logró helarme la sangre hasta enfriar mis huesos.

Quizá fue la adrenalina, o quizá delirios de una mujer loca, pero en cámara lenta pude ver cómo ella me miró, sus ojos eran más oscuros que cualquier noche que yo haya visto, una mirada que no vacilaría en matar a quien se le cruce por el camino, la mirada de alguien que ya no tiene nada que perder. La presencia de alguien con un instinto asesino innato e insasiable.

Ella me miró, su expresión no demostraba algo en concreto más allá de satisfacción, pero así cómo me vió, devolvió su vista a su espectáculo, pasando de mí, cómo si yo no existiera.

La motosierra no ronrroneó esta vez, su sonido fue más parecido al rugido de una bestia, una advertencia clara: salir rápidamente de allí o entonces yo sería el próximo ratón.

Y en uno de los edificios lo pude ver en letras claras y carmines, lo que era una amenaza para cualquiera que pasara por allí.

《El purgatorio ha comenzado》
© Zadder