Todo este tiempo me costó horrores entender qué mi camino es distinto al de los demás porque no soy una persona que sigue estructuralmente lo que todos siguen. Me fue muy difícil seguir confiando en mi mismo cuando todos me decían de la forma que tenía que hacerlo, en dónde tenía que hacerlo y como tenía que hacerlo.
Dejar de seguir el camino que me decían mis papás que tenía que seguir, el que me decían mis hermanos y siguieron ellos. Para mi ser y hacer lo que yo realmente quería fue un desafío, pero no fue un desafío personal porque estaba convencido de que podía, quizás alguna que otra vez dude de mi mismo porque me deje llevar por comentarios negativos. Pero siempre confié en mí y en mi intuición, y eso al día de hoy hizo que me fortalezca como persona, que me ame más que nunca y que no deje de confiar en mi, que mi autoestima no esté en el piso como antes si lo estaba.
Por eso aprendí que tan fuerte es la opinión de alguien que queremos y amamos... Porque puede ser tan destructiva o cooperativa para con uno.
Al fin y al cabo somos nosotros los que dejamos a nuestra mente y corazón elegir lo que queremos elegir. Pero todos esos comentarios que buscaron un techo a lo que nosotros queríamos y sentimos, hay que romperlos.
Crecimos en una sociedad determinada, en una sociedad con paredes alrededor, en la que nuestros padres juegan una carta importante en cuanto confían que seamos como somos. Y esa carta conmigo nunca la jugaron.
Ahí entendí más de la mitad de los problemas personales que alguna vez tuve y que a veces tengo son más de lo mismo, que es la falta de confianza, la falta de seguridad con uno. Que alguna que otra vez la vida genera... Pero la mayoría de veces, la gente que tanto amamos.
Me fue tan difícil convencer cuando no tendría que haber convencido, solo queria que confíen en mí.

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