...

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Grita por mi si el acoso se deshizo de lo que fui.
Hoy no me molesté en cubrir mis imperfecciones en el rostro.

Pero aún así los ojos que habitan fuera de mi hogar me señalaron.

Hoy me dió miedo mirar el vestido ajustado en el armario.

Me cubrí hasta el cuello para que no me comieran aquellos ojos.

Pero siempre me sonríen y coquetean con sus lenguas podridas.

Sin importar si no toqué el peine hoy.

Ojos de todas las edades y maldades. Siempre sobre mi.

Todos ellos se acumulan como cucarachas hambrientas.

Siendo espectadores de la más inocente víctima.

No les preguntes por qué lo hacen.
Te arrastraran con ellos y no volveremos a saber de ti por más que protestemos.

Hoy apuré mis pasos sobre la acera porque los ojos de mi no se despegaban.

Mi corazón tembló del horror. Me volví otra presa sin haberlo pensado.

Hasta mi voz se escondió en mi garganta para sobrevivir esta noche.
Por favor no me olvides.

Hoy el sol no me vió partir de mi hogar y se pregunta por qué.

Cuando yo jamás llegué allí.