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Ciclo de vida (Dedicatoria)
I Nacer



A ti, que me brindaste vida cuando me sentía muerto.

A ti, que me brindaste amor cuando me sentía incapaz de amar.

A ti, que me brindaste cariño cuando no era más que una tragedia personificada.

A ti, que me lo diste todo,

Yo todo te lo dí.



¿Todo? Sí, desde la más pequeña de mis alegrías hasta la más sincera de mis palabras.

Desde una lágrima de regocijo, hasta un millón de felicidades.

Desde una lágrima de tristeza, hasta un millón de melancolías.

Desde un minuto de mi tiempo, hasta 24 horas de mis días.



Cuando te conocí, no ví

Que en inimaginable ternura mi corazón pasearía,

Ni mucho menos el calor de un ser supremo

Qué sin ser diosa o angel, me obsequiaría inspiración.



Oh, hermosa melodía de atardecer

Me llenaste pasión, de amor, de admiración

Yo, desprovisto de toda sensación

Me sumergí en tu pálido cuerpo con gran esperanza.



¿Qué es el hombre sin amor? Nada.

Lo mismo que soy yo sin tu luminosa sonrisa

¿Qué soy yo sin tu amor? Nada.

Porque de tu sentido fué que mi vida se llenó.



¿Qué es Dios sin fe? Nada.

Lo mismo que soy yo sin tu mirada.

Tantas preguntas, tan raras respuestas.

Sólo me queda preguntarte: ¿Qué eres tú sin mí?



¡Oh, amada de mi alma!



II Crecer



Creo que hay dos formas de crecer.

Una me la enseñó la vida, cuando el cuerpo se alarga y se ensancha.

La otra me la enseñaste tú,

En la que el alma se expande y adquiere fuerzas y valor.



Yo crecí gracias a ti

En parte, o enteramente, no lo sé.

Pero sé que la vida me dió una gran oportunidad.

Mi suerte por fin se dió a conocer.



Tú, dueña de todo lo bueno en mí.

Motivo, causa e inspiración de miles de versos, versos que aún no se me ocurren

Pero que están esperándote, a tus labios o a tu cuerpo para poder salir a complacer tu mente.



¿Dejarás, hermosa princesa escondida en dura y áspera fortaleza,

que mis versos ya no vuelvan a vivir?

¿Te irás dejando atrás todo lo que aún me falta por escribir?



¿O acaso, después de ver lo puro de mi amor

vendrás y me reconfortarás con tu sonrisa

para, de nuevo, cómo un solo ser,

Y finalmente comprometidos, volver a crecer?



III Morir



Cada uno ha visto o verá el apocalipsis.

Ese en el que los ojos sangran dolor transparente,

En el que el pecho arde por un corazón desesperado que aruña sus paredes.

En el que un vómito intangible te atora la garganta.



Unos sufrimos más que otros.

Ya sea por lo obvio, por lo vano o lo inesperado.

Otros levantan muros de indiferencia esperando poder escapar del dolor

Sólo que es el dolor quien te ayuda a construirlos.



Yo sufro distinto, en ocasiones, en esta ocasión.

Grandes edificios de tristeza construidos sobre los cimientos de lo que éramos

Son dinamitados por esa falsa esperanza, por las excusas y mentiras.

Caen sobre mí, uno tras otro, y me desmoronan el cuerpo y la mente.



¿Sabes quién eres tú? La muerte.

Esa elegante y voraz verdad de lo que espera después.

Eres la muerte porque siempre estás presente en mi cabeza.

Eres la muerte porque al final me arrebatas todo lo bueno con tu partida o tu jugada.



Quema mis virtudes, mis anhelos, mis sueños

Porque es mi sueño quien no me deja dormir,

mi sueño eras tú, lo eres, tú, yo, nosotros, un todo.

Quema mi amor para que veas otros rostros con la incertidumbre de querer intentarlo y olvidarme.



Odio amar al amor cuando debería odiar a quien dice amarme y me desecha.

No puedo.

Porque el amor que no había conseguido antes surgió en ella.

Y murió en ella cuando reconoció que no podría quererme más por mi verdadera identidad.



Quisiera ser todos ellos, cada parte que te gusta de cada uno de esos hijos de perra.

Quisiera fundirme en una mezcla de atributos atractivos que te demuestren algo.



Algo que ni yo sé, pero te haga ver qué mi amor no era por tu cara o tu sexo.

Era por lo que va más allá, el noúmeno de tu existencia, querida, tu verdadero ser.



Tal vez esto acabe mañana o cuando implosione el universo.

Te seguiré amando, con el odio de haber sido desechado por no ajustarme a tus duras exigencias.

Aún cuando otras manos y otras lenguas te hagan olvidar de mi existir.



Tal vez sólo exagero, o es hiperbólico mi expresar, pero nunca mi sentir.

Soy sincero, honesto, crítico y apasionado hasta el hartazgo

Por una mujer, por un sólo ser, por un breve lapso de tiempo.



Le felicidad se arrebata a sí misma, el amor se flagela a propósito

Porque es masoquista, un puto loco que me quiere ver destrozado, para saber hasta dónde llego.



¡Ah! Tantas malditas palabras que te escribo y tantos sentimientos que vierto sobre ti

Y los ignoras cómo tu cerebro a tu nariz, o el cosmos a nuestra existencia

No, el cosmos no es ignorante, es indiferente y cruel pero majestuoso e increíble.

Me recuerda a ti. Soy un estúpido, todo me recuerda a ti.



Esta lluvia que no atraviesa mi techo, pero sí mi alma, me dice algo.

Que no soy desechado, sino reemplazado.

Que no soy ignorado, sino que ya no soy amado.

Que no eres indiferente conmigo sino que no te importo.



Cuánto me duele esta lluvia que ojalá llegue hasta tu cama e interrumpa tus plácidas conversaciones

Y te haga caer en cuenta de lo que verdaderamente fuiste para mí (Todo)

Y de lo que ahora soy para ti (...)