...

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El pecado del blues
Una añeja guitarra
que acompaña tus pasos;
sus trastes tan ladinos
nos seduce con notas.

Con estilo de gángster
te enciendo tu cigarro;
y mientras me deleito
con tus labios bermejos.

Me rompo la camisa;
me está matando el líbido.
firmame en la carne
con la hoja de tus uñas.

Y la topografía
la estudio por tu cuerpo;
hasta que tus pupilas
pierdan la orientación.

El pecado del blues
es crear la pasión fatua;
ya no importa los planes
en este encuentro súbito.

Solo importa el placer
del contacto de la piel;
perderse entre gemidos
y encontrarse en el clímax.


© Silvano Dixon