...

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Innombrable
Amar a alguien que te lastimó,
odiarlo por la misma razón.
Nos encontrábamos frente a frente,
separados por unos cuantos pasos,
dos calles que van en sentido contrario,
una de la otra, como tú y yo.

No quisimos vernos a la cara,
solo mirarnos cuando el otro volteaba,
como símbolo misericordioso
de sentirnos conocidos,
siendo extraños, sin sentido.

Mi corazón ya no late fuerte
cuando atraviesas mi mente,
pero sí grita:
Yo con este tengo recuerdos,
aunque su nombre no lo encuentro
en el baúl del inconsciente,
porque tu querida mía
le has borrado la huella
que pisaba fuerte.

¿Por qué nos protegemos?
Me pregunta el corazón:
¿nos protegemos?
Le vuelvo a preguntar yo,
haciéndome la tonta
para que no me preguntará de más,
para hacerle creer
que no me doy cuenta
de que te tengo miedo,
aunque por afuera
mi sonrisa te muestre
como el sol se muestra
todas las mañanas
tanto a virtuosos como a los pecadores indignos de amor.

Cruzas la calle
y me siento como policía
persiguiendo un ladrón,
buscando en tu caminar,
en tus lindos labios
o tal vez en tu mentón,
si encuentro rastro del que
un día solo desapareció.

Al no encontrarlo,
volteo mis ojos,
aquel horizonte
donde disocia el sufrimiento
de evitarte,
cuando antes tenerte cerca
se me hacía un regalo de Dios.

Te subes a la moto
a emprender un largo viaje,
mis labios pronuncian un adiós,
divisando el paisaje
a lo lejos de tu retrovisor.

¿Por qué no le dices alto?
Me reclaman mis pensamientos,
porque no quiero devueltos
aquellos sentimientos,
que el corazón desbordaría
al escucharle en un reencuentro.

Si me despido aunque quiera
un hasta luego,
el destino ignorará mis deseos
y solo seguiremos siendo
dos extraños que se querían
un resto,
de esos que de la noche a la mañana
llenos de rosas olvidadas
quedaron recubiertos sus cuerpos muertos
y mal trechos en la misma acera
donde hoy ni se vieron,
ni se quisieron,
donde solo no por hoy
siguen fingiendo.

@Sellyah_Fénix

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