Un sueño de Ti me guía,

me ha guiado

a lo largo y ancho de la vida.



Esa fué Tu manera de responder;

yo,

en silencio,

durmiendo,

con ojos cerrados,

viendo.



Me enseñaste desde el aquí

hasta el después,

lo que debe uno llegar a ser.



Decepcionante fuí...

... más de la mano todavía me tomaste.



Me quemaste, me entrenaste...

hasta que la sonrisa dibujaste.



Confiaste en mí,

y,

así,

aprendí a confiar en Ti.



Me diste la seguridad de alzar

mi convicción por Ti,

al quitar la inseguridad, el miedo y la vergüenza de mí.



Luché de frente,

pues nunca caí en duda que Tú me seguirías.



Te creí,

cuando dijiste que me seguías.

Te creí.



No estaba solo.

Tú me sostendrias.

No caería.



Cruzé.

Me seguiste.

A mi costado proseguiste.



Aún más cosas me mostraste,

Entonces...

... ¿en qué estado me encontraste..?



Sólo sé

que a mi duda respondiste...

ya sea de noche o sea ya de día...




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