Introducción al miedo (II)
Parte II
La luz ya no es el refugio cálido en el que olvidaba lo triste que podía ser un adiós.
Incluso la oscuridad ya no es tan aterradora, pues, al menos en ella no se distingue tu ausencia.
Ya no temo a la oscuridad sino a no sentir tu presencia.
© AyacsDom
La luz ya no es el refugio cálido en el que olvidaba lo triste que podía ser un adiós.
Incluso la oscuridad ya no es tan aterradora, pues, al menos en ella no se distingue tu ausencia.
Ya no temo a la oscuridad sino a no sentir tu presencia.
© AyacsDom