BEAUX
En aquella agradable oscuridad, posando mi escencia sobre una roca, logro ver desde mil millas a tu alma perdida, olfateo desde aquí un cálido aroma que busca ser encontrado, sonrío con fascinación al acercarme con más motivación.
Mi saliva se desprende de mis comisuras, y el deseo de tomarte crece desmesuradamente. Me acerco como pantera listo para acechar, pero cuando menos me corresponde, voy a atacar, se me ilumina el rostro y poso en el suelo, apunto de ser aniquilado por la pesadez y ego de ma vaine essence.
Clavo mis garras sobre la tierra como alfileres, siendo aún más insistente, te busco con otro método y sigues en mi camino. Huelo los humos de carne que desprende tu epidermis y mi boca parece tornarse en una cascada intensa que abarca la poca distancia entre vous et moi.
Atada en una silla, pareces confundirte, el lugar es un frenesí, lleno de simbología oculta y ambigua. Me tientas y no podré dejarte hasta verme reflejado en tal espectáculo, te ofrezco mis más merveilleux postres, platillos y chuches para que así tu sed pueda saciarse, mi hambre incrementa, tomo de tu delicada mano el anillo que se te ha sido entregado.
Tomando en regañadientes los sofisticados utencilios de cocina, extraigo tu anular como símbolo de purificación. Tus muecas de terror y angustia no son la excepción, pero déjame decirte petit globule, que eres mi adicción.
De tu boca suavemente introduzco delgadas puas, para que así puedas mantenerte distraída y un poco mejor, de tus mejillas cae la misma lluvia y saboreo lo salada que esta vez es, tu rubor natural es magnifique, me estoy volviendo loco por esta pasión.
Al inicio, querer probarte superficialmente, se me hace insuficiente, por lo que; entonces, me veré obligado a tomar un paso más. Agarro de tu muñeca y paseo los filetes de salsa por tu tejido, empapándole de un curioso sabor.
Suelo tomar el riesgo de que mi pulgar corra peligro de tu rostro vacío avec terreur. La carne está mojada y la saliva roja, me siento muy feliz, es hora de comenzar con el festín.
Te adoro, Beatriz.
Mi saliva se desprende de mis comisuras, y el deseo de tomarte crece desmesuradamente. Me acerco como pantera listo para acechar, pero cuando menos me corresponde, voy a atacar, se me ilumina el rostro y poso en el suelo, apunto de ser aniquilado por la pesadez y ego de ma vaine essence.
Clavo mis garras sobre la tierra como alfileres, siendo aún más insistente, te busco con otro método y sigues en mi camino. Huelo los humos de carne que desprende tu epidermis y mi boca parece tornarse en una cascada intensa que abarca la poca distancia entre vous et moi.
Atada en una silla, pareces confundirte, el lugar es un frenesí, lleno de simbología oculta y ambigua. Me tientas y no podré dejarte hasta verme reflejado en tal espectáculo, te ofrezco mis más merveilleux postres, platillos y chuches para que así tu sed pueda saciarse, mi hambre incrementa, tomo de tu delicada mano el anillo que se te ha sido entregado.
Tomando en regañadientes los sofisticados utencilios de cocina, extraigo tu anular como símbolo de purificación. Tus muecas de terror y angustia no son la excepción, pero déjame decirte petit globule, que eres mi adicción.
De tu boca suavemente introduzco delgadas puas, para que así puedas mantenerte distraída y un poco mejor, de tus mejillas cae la misma lluvia y saboreo lo salada que esta vez es, tu rubor natural es magnifique, me estoy volviendo loco por esta pasión.
Al inicio, querer probarte superficialmente, se me hace insuficiente, por lo que; entonces, me veré obligado a tomar un paso más. Agarro de tu muñeca y paseo los filetes de salsa por tu tejido, empapándole de un curioso sabor.
Suelo tomar el riesgo de que mi pulgar corra peligro de tu rostro vacío avec terreur. La carne está mojada y la saliva roja, me siento muy feliz, es hora de comenzar con el festín.
Te adoro, Beatriz.