De forma abrupta y repentina,
Poetizer condicionó la poesía.
Por dinero sólo cerró filas,
antes quienes le dieron vida.

Funciones premium como Writco
se hubieran comprendido mejor,
pero no toda la app,
ni para comentar,
ni el perfil poder ya visitar.

A Poetizer ya no le interesa la poesía.
Quiénes la aman de verdad,
la cuidan, la promueven, la cultivan.
Ahora en ella vuelan hojas marchitas,
en tiempos tristes de pesadilla,
donde más que nunca,
necesitamos SEMBRAR poesía.

Hoy fue el día en que,
en la cara, la puerta cerraron.
Hoy fue el ingrato día,
fin de despedidas.
Pero también fue demostración
de mucho honor y valentía.
Muchos nos auto desterramos
con nuestras maletas repletas
de nuevos versos y rimas.

No cedimos
a la división del dinero,
la constante cotidiana
de la que poetas escapan,
entre tantos otros males.

No. Con la poesía no,
nuestra única libre ventana
desde la que letrear sin trabas
alegrías, temores y clamores
desde las más sinceras entrañas.

¡Nos mudamos de app!
y este día errante y forastero
terminó en puro reencuentro.

Me siento dichosa de ser parte
de tan auténticas/os poetas.
Hoy he sentido la belleza
que en el espíritu fecunda
el arte y magia de las letras:
todo el bosque intangible
de árboles estrellados solemnes,
que por amor a la expresión,
el sentimiento libre, defienden.

Ahora Poetizer entiende
que el sentimiento entregado
no se amuralla ni se vende.


© Bella Maritza H. C.