...

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Valentina, ¡ah! tu sangre rebosa
Valentina, ¡ah! tu sangre rebosa,
Más palpitante que un corcel herido.
Por amor a ti, tomé el freno;
¡Ten un poco de misericordia!

Valentina, no desisto,
Pero te suplico sin rodeos:
Quiero vibrar en sutil armonía
En tu campo de verde esmeralda.

Olvida ya los pájaros y los ciervos,
Y juguemos a pastar minino,
¡Con el nardo divino, te quemo!

Tu Dios absolverá si nosotros
Sostenemos bien abierta tu hendidura
Para predicar de rodillas.


© snieto