...

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Desidia
No quiero saber cuánto
me extrañas,
no quiero saber si me
necesitas todavía…

Muchas veces ya, miles
de lágrimas cayeron al
suelo; muchas veces
te escuché, pero tú a mí no.

¡Qué importa si esto te
duele!
Mira que la luna dejó de
brillar y no me lamento por ello.

Tu voz ya no deseo escuchar,
voló el deseo al sur, y la
nostalgia de un cerezo a la
media noche se colgó.

Me importa tan poco todo,
me importas tan poco tú;
dulce mentiroso, adorable
y encantador manipulador.

Que tus sabanas se tiñan
con tu dolor,
que en tu espejo se refleje
la cara de la decepción;

Guarda tus lágrimas,
guarda tu humillación;
que aunque por mí te arrastres,
no volverás a tener mi atención.

© Alina Arias