Cruzarme contigo fue un error,
Creer en esos abrazos que llenaban mi alma fue un error,
Creer en esas caricias accidentales casi como si fingieras no tocarme fue un error.

Pero claro como no caer ante los ojos pícaros de aquel mentiroso,
Que se iluminan ante cada broma aparentemente inocente,
Como no caer ante los labios fruncidos de aquel chico mientras fumaba su cigarro,

Aquel cigarro,
O aquellos,
Los que se consumían en sus labios con la promesa de ser saboreados,
Y acababan desvaneciendose con el viento,
Acababan siendo colillas olvidadas en el borde de las aceras.

Supongo que ahora soy una de ellas,
Una colilla insignificante olvidada por el chico de los ojos pícaros y labios mentirosos.