Celebro mi deseo de ser libre y poder dejar todo lo que pesa atrás.
Celebro mi ilusión por sentir paz.
Celebro la naturaleza y su forma de amar, en su quietud y su tempestad.
Celebro mi forma de pensar y cómo yo misma me pude salvar del calvario que pensé no tendría final.
Celebro la vida y las personas que divagan en su caminar, porque buscan apreciar cada cosa que en su camino se pueda cruzar.
Celebro el perderme escuchando a los pajaritos cantar mientras la brisa contra las hojas de los árboles tratan de armonizar su melodía.
Celebro la primera gota de lluvia inesperada sobre mi rostro, porque bajo ella me siento protegida, soy una con ella, igual que con el mar.
Celebro el canto de las olas cuando comienzan a retirarse, una despedida tan bella y sutil que no te percatas de su ausencia, aun en la oscuridad, ya que siempre puedes oír la música del mar, que no te deja sentir soledad.
Celebro a las personas que con una sonrisa son capaces de curar, aquellas que saben escuchar y te permiten ver más allá.
Celebro la soledad y el espacio que nos da con nosotros mismo para poder entender que con ella toda una vida tendremos que lidiar.
Celebro todas estas experiencias que nos ofrece la vida, y siempre son las más sencillas las cuales no me dejan de asombrar.


© fabianaaranzaens