...

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#40: RED
Se necesitó unos segundos para que la habitación estallara en millones de estrellas.
El universo se expandió al fundirnos.
Conocí colores que teñían tu piel.
Rojo era la intensidad de lo vivido.
Sofocó mis dudas y acalló mis preguntas.
Mordió mi piel como un trozo de pastel.
Un coro de ángeles emanaba de mis fauces.
Materializamos el deseo, lo volvimos palpable.
Carne con carne, arista con arista.
Vaivénes de caderas mecidas en un oleaje de sábanas.
Suspiros se mezclaban y reclamaban al unísono.
Me fundiste en un abrazo perpetuo.
Nuestras miradas eran brasas calientes.
La sonrisa sobrevino a tu rostro placentero.
¿Cuántas noches habremos esperado?
¿Cuánto fuego cabe en un solo beso?
Una hilera de deseo recorrió mi contorno.
Hasta que llegaste a la copa que sació tu sed.
Yo toqué la gloria entre contorneos de una dulce tortura.
El tiempo se desdibujó de aquél lugar.
Solo existíamos vos y yo.
Hambrientos, sincronizando una cena anhelada.
Deshojaste mis miedos.
Complací tus deseos.
Tu piel se teñía de luz roja.
Gotas cristalinas adornaban tu figura.
Mis cabellos desparramados, un labial impregnado de tu sabor.
Tus dedos dibujando figuras.
Mi cuerpo se latiguea en una oleada de amor.
Llegaste a la cúspide de un viaje sin retorno.
Una marca nos une.
Somos uno después de la entrega.


© Emilia R.B