Ónix
Guerrero de los mundos.
Defensor de la moralidad torcida
Pesadilla de los que aún no han nacido
Terror nocturno de las multitudes.
Tu nombre es sinónimo de muerte.
Un villano oculto tras una máscara de salvador.
¿Qué fue de aquel niño que soñaba con aventura y grandeza?
Nunca lograste deshacerte de tus ataduras y grillete.
Solo te alargaron la cadena.
Solamente probaste la libertad verdadera ,unos minutos antes de partir de esta dimensión.
Te aislas de las personas
Para evitar que indagando muy a fondo
Se den cuenta que eres un caparazón vacio.
Para que no vean tu corazón sangrando.
Nunca sientes a medias
Te entregas por completo o no das nada.
Temes que si les permites asomarse demasiado
Extenderán sus garras para arrancar un pedazo de tu corazón,
Y en el proceso llevar consigo un trozo de tu alma.
Prefieres invocar odio y horror en los corazones.
Porque esa es la única emoción que conoces en esta nueva realidad.
Aunque nadie podrá odiarte más de lo que tú te aborreces a tí mismo.
Consumes ese odio como fuente de sustento.
Desalientas cualquier intento de afecto.
Si inspeccionan, se notarán las vulnerabilidades de tu armadura.
Entonces notarán que eres simplemente una coraza vacía.
Sabrán que tú corazón sangra
Y que en tu rostro yace marcado el sendero
Trazado de tus lágrimas.
Esa maldita armadura que te aflige y amplifica tu soledad.
Pero te toma el pelo al compensarte con protección
Para que la creas una bendición.
No. No conviene que se sepa,
Que los monstruos también sienten.
Que el demonio frente a ellos,
Fué una vez hombre que vendió su alma
Por amor y ambición.
O por amor a la ambición, dependiendo del punto de vista.
¿Valió la pena vender tu alma?
Patético tú
Sacrificaste el tesoro más valioso que poseiste
A cambio de prostituirte al mejor postor.
¿Lo consideras un intercambio justo?
© Elsbeth Mareile G.C.
Defensor de la moralidad torcida
Pesadilla de los que aún no han nacido
Terror nocturno de las multitudes.
Tu nombre es sinónimo de muerte.
Un villano oculto tras una máscara de salvador.
¿Qué fue de aquel niño que soñaba con aventura y grandeza?
Nunca lograste deshacerte de tus ataduras y grillete.
Solo te alargaron la cadena.
Solamente probaste la libertad verdadera ,unos minutos antes de partir de esta dimensión.
Te aislas de las personas
Para evitar que indagando muy a fondo
Se den cuenta que eres un caparazón vacio.
Para que no vean tu corazón sangrando.
Nunca sientes a medias
Te entregas por completo o no das nada.
Temes que si les permites asomarse demasiado
Extenderán sus garras para arrancar un pedazo de tu corazón,
Y en el proceso llevar consigo un trozo de tu alma.
Prefieres invocar odio y horror en los corazones.
Porque esa es la única emoción que conoces en esta nueva realidad.
Aunque nadie podrá odiarte más de lo que tú te aborreces a tí mismo.
Consumes ese odio como fuente de sustento.
Desalientas cualquier intento de afecto.
Si inspeccionan, se notarán las vulnerabilidades de tu armadura.
Entonces notarán que eres simplemente una coraza vacía.
Sabrán que tú corazón sangra
Y que en tu rostro yace marcado el sendero
Trazado de tus lágrimas.
Esa maldita armadura que te aflige y amplifica tu soledad.
Pero te toma el pelo al compensarte con protección
Para que la creas una bendición.
No. No conviene que se sepa,
Que los monstruos también sienten.
Que el demonio frente a ellos,
Fué una vez hombre que vendió su alma
Por amor y ambición.
O por amor a la ambición, dependiendo del punto de vista.
¿Valió la pena vender tu alma?
Patético tú
Sacrificaste el tesoro más valioso que poseiste
A cambio de prostituirte al mejor postor.
¿Lo consideras un intercambio justo?
© Elsbeth Mareile G.C.