...

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Divergencia: Caleidoscopio.
No soy especial. Desde que recuerdo he tenido ese pequeño susurro que me dice que no encajo.

¿Lo escogí así? ¿Quiero parecer interesante?

Siempre quise elegir ser entendida, una persona, y no una anomalía de carne obsesionada en pensar cómo encajar y relajarse; en poder conocerse.

Todos se conocen muy bien, sus colores están tan bien definidos que parecen pintura brillante en un lienzo oscuro, y yo nunca fui lejana a la oscuridad, a la vista de un caleidoscopio: indefinible, cambiante, extraña.

Hasta atractivo de cierta forma: Están aquí por eso, y por eso mismo se irán.

No me quejo, a veces era problemático lidiar con eso, no ser comprendida por nadie y sentirme sola, esperaba que vieran lo que yo soy.

"Ya lo hice", "No es para tanto", "No es nada nuevo".

¿Por qué compartiría algo de mi ser si encontraré otra decepción?

Tantas palabras brillantes, pero ojos oscuros y oídos sordos...

Mimetizo colores que quiero y necesito, descartando a través de una esfera de cristal rota y hueca.

Soy cómo el caleidoscopio, soy todo y nada definido, colores que se filtran en mi alma y toman posesión de ella, cómo un demonio, un demonio diferente que llega todos los días.

Nadie va a vivir esto cómo tú.

Sé más rara.

Más excéntrica.

Y ve más allá.

Para que nadie pueda encontrarte.

Para que nadie pueda definirte.

Soy tan susceptible a la definición, porque nisiquiera sé quién soy yo. Me enoja tanto que me digan lo que soy cuando nisiquiera yo misma lo sé.

Soy una rebelde de mi propio mundo, y por eso...